óxido

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Me clavé a la pared, como la vieja y lugubre pintura que recordé hice de niño,
Y es que todo se ve diferente desde lo alto del muro que recorre mi habitación,
Cómo si no conociera la brisa que entra, el aire malagradecido de otoño,
Se metió entre las grietas del suelo,
De mi corazón,
Y suena cursi hablar de como mi pecho se encuentra enramado sobre la pared junto a las cortinas,
De como lo colgué como pieza de decoración,
Cómo si no hubiera estado así desde que se fueron las golondrinas,
Desde que llegaron,
Cuando el sol nació.

Me acabo de clavar en la pared,
Sin un martillo, con mis manos desnudas forcé mi vida a un lado de la ventana,
No me atrevo a mirar afuera.
¿Que hay para mirar si no es el reflejo de mis años desperdiciados dentro de estas cuatro paredes rasguñadas en ausencia de sobriedad?,
Una cara manchada en pena, ajena, avergonzada.
Hay razones de sobra para cobrar la dicha que le da a mi pecho tener un clavo atravesado unido a la pared,
Mi existencia sobre ella enredada,
Si no conoció algo más ajeno que estar limpia con la punta de los pies sin tocar el suelo,
¿De que sirve estar pegado a un muro si mi alma tiene tanto frío?

¿Es la pared lo que me causa tanta desdicha?
¿O es el clavo de metal el que le causa escalofríos en lo más profundo de mi pecho?
Déjame enramar mi cuello a la cortina,
Y dormiré apacible junto a la ventana,
Todo lo que estuvo desecho,
Se irá con el canto de alguna golondrina.

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Había pensado en subir mis poemas, ¿De verdad a pasado tanto desde que actualicé? Woa, trataré de ser más constante, en vista que retomé escribir poesía.

Vida VergonzosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora