Nuestros recuerdos. Sakura Card Captor Fic

Aquellos que todos lo complican

Sakura deposito suavemente las tazas de té frente a su novio en la pequeña mesita en su habitación, aun se encontraba confundida por su repentina presencia en la puerta de su hogar tan tarde y justo después de dejarla un poco más temprano.

La castaña lo observo fijamente preguntándose la razón de su visita y cuando no hablo durante varios minutos donde la miraba con tanta intensidad que parecía ahogarla, decidió por fin preguntar, harta del aura que reinaba a su alrededor.

- Shaoran, ¿que esta pasand...? - no pudo terminar la pregunta, los labios del chino se estamparon con los de ella, moviéndose con insistencia, su mano se enredó en su cabello impidiéndole separarse, por un segundo se congelo, demasiado sorprendida, sin embargo, siempre le respondería, aun cuando ella no lo recordaba su cuerpo lo hacía y ahora que aceptaba sus sentimientos le era incluso más difícil resistirse.

Shaoran no quería soltarla, estaba asustado, no quería perderla y en segundos creyó que tal vez las cosas se complicarían más si llegaba a decirle todo.

- ¿Estas bien? - preguntó cuándo por fin logro separarse milímetros de él, apenas respirando con dificultad.

- Sakura... - susurro mientras apretaba sus brazos alrededor de su cintura, provocando que su rostro quedara enterrado en su pecho.

- ¿Qué pasa? ¿Todo está bien? - consiguió murmurar entre el apretado abrazo, confundida por la repentina intensidad. - Pareces... diferente...

- No pasa nada, solo quería verte... - se limitó a decir mientras acariciaba su cabello, perdiéndose en las brillantes orbes esmeralda.

- ¿Tanto me extrañabas como para regresar después de una hora de la última vez que nos vimos? - rio suavemente, acurrucándose en el pecho del castaño, aunque este no correspondió el gesto.

- Parecer ser que te necesito más de lo que pensaba. - contesto demasiado serio para su gusto.

- Shaoran, ¿que...?

- Sakura, tienes que prometerme que pase lo que pase no me abandonaras, por favor. - prácticamente rogo, aferrándose tanto a ella hasta el punto de ser casi doloroso.

- Estas actuando muy extraño...

- ¿No puedes prometerlo? - el susurro ahogado lleno la habitación y Sakura se alejó milímetros para sostener su rostro con cariño.

- Lo juro. Shaoran nunca voy a dejarte. - los ojos verdes se derritieron al centrarse con los ámbares y por un momento el chino pudo respirar tranquilo. - Pero tienes que decirme que está pasando.

- No es nada, es solo que estoy preocupado... por lo que sea que nos espera en un futuro.

- ¿Es eso? - casi rio con alivio. - Estoy consciente de que debimos hablar de esto antes, pero... nunca es demasiado tarde, ¿no es cierto?

La sonrisa que le dedico tuvo la virtud de detener el tiempo en el que vivía y deseo, con todas sus fuerzas, que no solo tuviera ese efecto en él, sino también en todo el mundo y pudieran quedarse justo asi, juntos y sin preocupaciones.

- Si. - concordó repentinamente nervioso por el tema que abordarían.

Sakura vio como sus ojos se llenaban de algo muy parecido al temor y sus manos, aun aferradas a su espalda baja, temblaban incontrolablemente.

- ¿Estás seguro de que todo está bien? Estas comenzando a asustarme. - la chica lo miro con preocupación, nunca comprendería porque es que él tenía que cargar con todo el peso en su relación.

Shaoran no contesto, asi que su novia se limitó a acariciar con paciencia el castaño cabello, esperando hasta que encontrara las palabras para decirle lo que sea que estuviera molestándolo, sin embargo, el chino aun no tenía ni idea de por dónde empezar, ¿cómo le dices a tu novia amnésica, quien recién recuperaba sus recuerdos y sentimientos, que tenían que casarse en dos semanas o al menos irse a Hong Kong juntos? ¿cómo podria explicarle que todos los clanes ahora estaban en contra de esa relación y que tenía que comportarse de la manera esperada si querían salir de ello? No había forma de ponerlo en palabras, no sin asustarla de muerte, no sin arriesgarse a perder todo por lo que peleo. Sin poder evitarlo un temblor lo invadió de pies a cabeza, sacudiéndolo sin piedad.