Cuatro

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—¿Donde nos veremos para hacer el trabajo? —preguntó Tzuyu, ella y Sana habían terminado formando equipo para sorpresa de muchos y ahora tenían que reunirse, suspirando ante las miradas sorprendidas y chismes poco disimulados grito— ¿¡Qué miran imbéciles!? ¡Métanse en sus asuntos!

—¿Que te parece en tu casa? —pregunto la otra alfa interrumpiendo sus gritos, estaba concentrada viendo algo en su celular— podemos ir ahora y adelantarlo, mañana podríamos terminarlo —se alzó de hombros sin prestar mucha atención alrededor, solo estaba tratando de disimular su nerviosismo.

—Me parece buena idea, pero debemos irnos ya —respondió tomándola de mano para arrastrarla tras ella, pensando en un posible rechazo mas no despertando una reacción negativa.

Eran destinadas y aun así sus instintos intercedían de manera peligrosa haciéndolas hacer estupideces.

El camino de la mano se sentía tan bien que por un momento había olvidado sus rangos.

Solo eran un par de personas comunes como los demás.

¿Podrían así ser felices juntas?

Creía que si.

— Ya llegamos —anuncio parándose frente a la puerta de su departamento sin soltar su mano en ningún momento, puso el código sin prisa abriendo la puerta para dejarla pasar

—Es un lindo lugar —halagó la alfa soltando su mano, una sensación de vació instalándose en el estomago contrario— ¿Por qué peleamos? —preguntó

— Por dominancia.

Tzuyu no pensó que una acción tan simple como sostenerse de la mano la hiciera sentir de una manera tan completa y a la vez tan vacía.

—Tu novia esta adentro, apúrate o se hará tarde —dijo Sana interrumpiendo sus pensamientos, un balde de agua fría cayendo en su cabeza de golpe.

—Entonces hagamos el trabajo y te vas de aquí —respondió sin pensar y la otra ni siquiera reaccionó.

Elkie estaba adentro preparando la comida, sus feromonas llenado el lugar como si fuera suyo.

Era una linda omega, con la que podría formar un lazo, una familia permanente y estable.

Su aroma floral llenaba sus sentidos empalagando un poco y apoderándose de su sensible olfato que aún seguía la espera de otro aroma.

Aún así.

No era la poseedora de ese aroma amaderado tan fuerte que en las noches deseaba poseer.

Ella no era la alfa que tomaba asiento en la mesa y comenzaba con el trabajo.

No era la alfa Minatozaki Sana.

Gruño sin notarlo presintiendo a la omega como una amenaza y respiro para tratar de controlarse, camino con aparente calma sentándose al lado de Sana para dignarse a ayudarla, la mirada sorprendida de Elkie.

—¿Solo trabajaran? —pregunto la omega asombrada después de servir u poco de comida para ambas, se sentía cohibida en presencia de Sana debido a la fuerte mirada de esta— Ya casi es hora de que me vaya.

—Solo tenemos que terminar esto —Dijo Sana sin mirarla puedes irte tranquila.

—Minatozaki tiene razón, entre más rápido termine más rápido nos separamos —dijo la alfa fingiendo una mueca, ya quería que Elkie se fuera.

Asintiendo con algo de dudas la omega se levantó comenzando a recoger sus cosas y caminando a la puerta.

¿Qué podían hacer dos alfas que se odiaban? Pensó, cuando mucho pelearian, pero en ese momento ni siquiera se estaban dirigiendo la palabra.

Se rio mentalmente por sus ideas locas y sonrió en despedida antes de salir rumbo a su casa.

—¿Y tus padres? —pregunto la alfa castaña cuando el aroma de Elkie se alejo— ¿no vendrán?

—Mis padres están en otro país —dijo continuando con su parte—pero para continuar mis estudios aquí tuve que mudarme.

Murmurando una afirmación Sana volvió a callar, se sentía molesta, su alfa se sentía enfadado.

Sin darse cuenta en que momento precisamente la otra alfa la tenía clavada contra él sofa donde antes estaban, una sonrisa socarrona en su rostro mientras su erección se restregaba en su trasero.

— No te atrevas —Murmuró una amenaza— estoy enojada contigo.

—¿No fue por eso que preguntarse por mis padres? —dijo la otra metiendo una mano dentro de su blusa para tocar su cintura, tenía las manos heladas— yo también soy alfa y se lo que viene entre líneas —susurro en su oído mordiendo suavemente el lóbulo de la castaña provocándole escalofríos

Sonriendo de regreso Sana acercó sus labios a los ajenos comenzando un beso que terminó con ella arriba.

—Si quieres esto —dijo relamiendose los labios al ver a la otra alfa bajo suyo, se sentía poderosa—yo iré arriba.

Retomando el beso sin aflojar el agarre en los brazos ajenos bajo la mano que tenía libre para desabrochar la bragueta del pantalón que la alfa portaba para así comenzar a estimularla escuchando jadeos que se ahogaban entre sus besos.

Comenzado a restregar su propia erección entre el trasero de la otra escucho una maldición antes de que soltara sus manos y la atrajera más a su cuerpo enrrollando sus piernas alrededor de su cintura.

—¿Hoy te sientes sumisa cariño? —dijo con suavidad dejando una lamida sobre los labios ajenos.

—Cállate y follame antes de que arrepienta —amenazó.

Separándose sólo unos instantes del cuerpo ajeno ambas se desistieron volviendo a sus posiciones anteriores con la diferencia de que ahora sus pieles sentían el calor de la otra.

Bajando un dedo hacia la zona de Tzuyu, Sana lo adentro con cuidado escuchando un jadeo, dando ligeros círculos con el dedo dentro introdujo otros después de algunos minutos comenzando a hacer tijeras con ellos para dilatar a la alfa más fácilmente.

—Mierda —la escucho murmurar cuando un tercer dedo entró y comenzaron a entrar y salir con algo de rapidez.

—Cuida lo que dices —se burló la castaña sacando sus dedos

Escupió en su mano para lubricar un poco su erección antes de alinearse y comenzar a entrar en la otra alfa que araño su espalda jadeando en el proceso

— No quiero tener que castigarte —terminó de decir una vez adentro.

Comenzó a moverse con lentitud sintiendo el peso de las piernas ajenas en su cadera, la estrechez de la alfa abrazando su erección que cepillaba las paredes internas de la alfa tentando peligrosamente su auto control.

—Recuerda que eres mía —Murmuró en sus labios antes de besarlos con fiereza aumentando el ritmo y escuchando los gemidos de Tzuyu en su oreja.

—Recuerda que eres mía —Murmuró en sus labios antes de besarlos con fiereza aumentando el ritmo y escuchando los gemidos de Tzuyu en su oreja

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❝𝑹𝑰𝑽𝑨𝑳𝑬𝑺 - 𝑺𝑨𝑻𝒁𝑼❞ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora