𝐓/𝐧 (𝐭𝐮 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞) ☘︎
[...]
-¡La hemos encontrado!
[...]
-Femenina de veintinueve años con signos notables de violencia en vientre y piernas y marcas en muñecas y tobillos.
[...]
-Estás a salvo amor mío...perdóname por todo, te extrañé con el alma.
[...]
Mi cabeza comenzó a dar vueltas y docenas de ruidos invadieron mi silencio.
Todo mi cuerpo dolía como si hubiese recibido una buena golpiza. Una gran luz molestó a mi vista y entonces abrí los ojos con dificultad.
Conforme mis ojos se abrían, pude observar máquinas a mis lados, un cuarto alumbrado a mi alrededor y como en mi mano dominante había un catéter. Gemí de dolor ante la sensación de mi cuerpo y el cómo dolió aquel catéter cuando moví la mano.
Entonces me di cuenta que de aquellos sillones en la misma sala donde me encontraba, se acababa de poner de pie un masculino.
Mi respiración se aceleró y una de las máquinas hizo sonidos rápidos al son de mi latir.
Mi miedo se esfumó al ver a aquel masculino a detalle. Era alto, de tez blanca, de cabello castaño y corto...le quedaba hermoso. Tenía unas facciones tan propias de un dios griego y unos preciosos ojos verdes.
Suspiré soltando el miedo y entonces habló:
-Está bien, estás a salvo. - Dijo caminando hacia mí. Asentí sin dejar de mirarlo. Quise derretirme al escucharlo...su voz era tan suave y...única. Me sonrió de una manera suave y no pude evitar regresarle el gesto. Su caminar se detuvo a mi lado derecho, y se tomó un momento para mirarme. Su mirada se sentía tan suave y delicada que no me hizo sentir incómoda o en peligro sino todo lo contrario. - ¿Puedo...? - Preguntó haciendo el ademán de acariciarme. Y ante tal hombre y su amabilidad, no pude decir que no. Asentí con la cabeza y pronto sentí su mano acariciar mi brazo dominante lentamente, hice un pequeño gesto de dolor ante la sensación. Aunque realmente se sentía muy bien. Aquel hombre detuvo su acariciar ante mi gesto y me miró.
-Está bien, es sólo...el trauma. - Dije mirándolo y sonrió débil, su mano volvió a mi brazo. Mi memoria se había desvanecido y de todo lo que tenía recuerdo y trauma, era de mi secuestro. Así que, no estaba acostumbrada a que me miraran con suavidad o me tocaran despacio. No estaba acostumbrada a nada que se relacionara con el amor. - ¿Do-dónde estoy? - Pregunté con miedo. De inmediato aquel extraño me puso toda su atención sin dejar de acariciarme.
-En un hospital. Tu conciencia y cuerpo se desvanecieron del espacio tiempo por un lapso de tiempo. - Contestó. - Aunque sería algo relativo porque el tiempo lo es, pero lo hiciste. - Complementó sonriendo con diversión. Negué algo divertida con la cabeza.
-¿Y cómo llegué hasta aquí? ¿Tú eres mi doctor? - No quería incomodarlo con tantas preguntas y que pensara que era mejor compañía desmayada, pero todo estaba pasando tan rápido que ni siquiera lo asimilaba.
-No, legalmente no soy tu doctor. Y bueno, tú llegaste aquí gracias al equipo de rescate. Tenemos conocimiento que tienes un bloqueo y no logras recordar mucho, pero si lo recuerdas, estás casada y tu marido ha movido cielo mar y tierra desde tu desaparición sin descanso. Yo fui parte de ese pelotón de rescate...y desde el helicóptero no fue muy difícil encontrarte. - Respondió. - Por cierto, Aidan Gallagher, para servirte y acompañarte. - Se presentó. Sonreí ante tal gesto.
Sentí ganas de llorar, pues tenía razón...ni siquiera lograba recordar quien era yo. ¿Qué le diría?
-Yo...bueno, todo este tiempo me obligó a responder a un nombre que ni siquiera sé si es el mío así que... - Me encogí de hombros y sonreí débil. Él me regresó el gesto con una mirada amable.
-T/n...T/n Bocanegra. Ese es tu nombre. - Completó por mí. - Creo que todos los que trabajamos en tu caso, por obvias razones, tenemos más que grabado tu nombre...así que, no te preocupes, aquí no hay infiltrados ni mucho menos. - No sé porqué, pero por alguna extraña razón sus palabras me brindaban confianza.
-¿Dónde está mi marido? - Sentía curiosidad por un hombre al que no recordaba casi en su totalidad, a excepción de aquel flashback que había tenido horas atrás. Sentía curiosidad por un hombre del que sólo recordaba su tacto.
-Él está teniendo una especie de espisodio ¿Sabes? Sentimientos encontrados. Yo enseguida saldré a informar de tu despertar, pero vista la experiencia tan traumatica que viviste, verlo podría representar un empeoro en tu recuperación mental, así que la psicóloga ordenó no tener ningún tipo de contacto con él, mucho menos afectivo hasta que tú estés consciente y dispuesta para verlo y enfrentar todo lo que esto puede traer consigo. - Explicó. - Por ahora no debes de preocuparte por ello, tienes a todo un equipo de doctores altamente capacitados para ayudarte las veinticuatro horas del día los siete días de la semana...incluyéndome. - Habló con gentileza.
-¿Tú me acompañarás? - Pregunté con curiosidad.
-Todo el tiempo que lo desees. Estoy aquí para acompañarte durante todo tu proceso.
-Eso es muy lindo...pero si no eres mi doctor, ¿Entonces de qué equipo formas parte?
-De psicología. No soy tu psicólogo pero puedo ser tu compañía y apoyo cuando lo requieras y me lo pidas. - Asentí. No tenía quejas al respecto, no podía ver a mi esposo y lo entendía, pero estaría con un hombre que me hacía sentir segura y no podía pedir más. - Mujer, yo tengo que ir a reportar tu estado de conciencia, vendrán a revisarte y demás, pero en cuanto me desocupe volveré contigo. Descansa. - Y despidiéndose, salió de la habitación.
Un silencio pesado se volvió presente en la habitación, respiré profundo y cerré los ojos. Tenía que descansar, esto definitivamente iba a ser abrumador y no me sentía lista para nada.
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𝐏𝐨𝐥𝐢́𝐭𝐢𝐜𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐀𝐦𝐨𝐫 (𝓐𝓲𝓭𝓪𝓷 𝓖𝓪𝓵𝓵𝓪𝓰𝓱𝓮𝓻)
FanfictionSus recuerdos y su vida en sí, se habían desvanecido gracias al impacto tan fuerte de vivir un secuestro y una existencia forzada. Lo malo no dura para siempre y Gallagher estaba dispuesto a protegerla y hacerla recordar...hacerla vivir, pero había...