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Suspiré intentando tomar aire antes de hablar, él me inspiraba una gran confianza, él simplemente era toda esa paz, tranquilidad y refugio que no había tenido todo este tiempo.

Al menos de lo que recordaba.

Cerré los ojos nuevamente y concentrándome en que nada malo pasaría teniéndolo conmigo, hablé;

-Yo, yo fui obligada a vivir una vida que no quería...realmente debería cuestionarme si a eso se le puede llamar vida. - Lentamente dirigí mi mirada hacia él, quien me miraba con suavidad.

-¿Cuánto daño te hizo, t/n? Dímelo.

Por algunos segundos que se sintieron mil veces más largos y dolorosos flashbacks llegaron a mí del infierno que ahí había vivido.

-El sobrante para desear y anhelar la muerte cada minuto. - Dejé de hablar pues no pude hacerlo más al sentir un gran nudo en mi garganta. - Él...él me arrebató de los brazos del amor de mi vida, secuestró mi libertad y robó mi tranquilidad...él abusó de mí tanto como pudo, tanto hasta hacerme sangrar y perder la consciencia... - La voz se me fue por completo.

Quería hablar, quería decírselo, quería que lo supiera para que me pudiera ayudar, pero mi cuerpo no resistía tanto...no a tan reciente herida.

Estaba hecha un mar de lágrimas, no quería hacer otra cosa que llorar.

Cuando te duele el cuerpo lo alivia el medicamento...¿Y cuándo te duele el alma...?

-Está bien nena...estoy aquí. - Me abrazó. De inmediato sentí como si…no sólo me estuviera abrazando mi cuerpo, sino también mi dolor. - No te sientas presionada a hablar, todo será cuando tú estés lista. Estaré aquí hasta que me lo permitas. - Un poco más tranquila, nos separamos ligeramente aún quedando algo cerca.

-¿Incluso si te pido que lo hagas cuando logre recuperarme y volver con mi marido? - Pregunté con un poco de miedo.

Desvió su mirada de la mía enseguida y mordió su labio con fuerza, como si quisiera decir algo y al mismo tiempo él mismo se lo estuviera prohibiendo.

-T/n...no creo que esa sea una buena idea. - Bajó la mirada y frunci el ceño. - Estoy más que dispuesto para acompañarte en tu proceso las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, pero hablar de un lazo afectivo... - Sólo negó con la cabeza.

¿Por qué no? ¿Qué lo hacía tan difícil?

-Pero...

-No, t/n. No quiero que suceda así.

-Entonces déjame conocerte. - Hablé enseguida ganándome una mirada de sorpresa por su parte. - Permiteme saben quién es Aidan Gallagher, qué le apasiona, qué lo motiva, qué lo hace feliz...déjame conocerte, por favor. - Me acerqué a él.

Lo que me sorprendió fue cuando su mano que sostenía mi espalda, bajó casi a la altura de mi cintura y me acercó aún más a él. Tanto que su frente y la mía quedaron juntas, cerró los ojos e hice lo mismo. Lo sentí respirar pesado y sólo me permití disfrutar de nuestra cercanía.

[...]

ᴀɪᴅᴀɴ ɢᴀʟʟᴀɢʜᴇʀ 𒊹︎︎︎

-Ella...ella me pidió que la dejara conocerme. - Suspiré mirando a la psicóloga frente a mí.

Ella mordió su labio y frunció el ceño con algo de preocupación. Y la entendía, yo estaba igual.

-¿Sólo así?

-Fue tan repentino...es decir, no esperaba que me pidiera quedarme a su lado después de su recuperación, menos cuando dijo eso.

-Joder... - Habló por lo bajo y comenzó a caminar por el consultorio. - Está bien, déjala conocerte, deja que sepa quién es Aidan Gallagher. - Mi miró y de inmediato supe a lo que se refería. - Ella ha reaccionado positivamente ante tu presencia y apoyo en tan pocas horas, que creo que ayudarla a despejar su mente luego de semejante trauma le ayudará mucho a superar esta situación y probablemente...a recuperar la memoria.

Yo en el momento de su propuesta no pude responder, al menos no con palabras como ella hubiera querido.

No pude hacerlo, ella se había llevado todo lo que podía decir y no quería cagarla con algún comentario equivocado. Así que dejé que mis acciones hablaran, lo que la hizo estar tranquila y a mí, me había dado tiempo para pensar y consultarlo con quien en realidad llevaba su caso psicológico al cien por ciento.

-Me parece excelente, ahora que lo pienso. - Volvió a hablar la psicóloga. - No pudo escoger mejor persona para tener a su lado y enfrentar el mundo y su realidad...para enfrentarse a sí misma. Te tendrá si quiere hablar, reír, llorar, desahogarse o recordar. La tendrás cerca si sufre un ataque, no podría pedir algo mejor. - Sonrió mirándome aprobatoriamente.

Sí, viéndolo así significaba muchísimo avance tanto para ella, como para todo el equipo.

𝐏𝐨𝐥𝐢́𝐭𝐢𝐜𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐀𝐦𝐨𝐫 (𝓐𝓲𝓭𝓪𝓷 𝓖𝓪𝓵𝓵𝓪𝓰𝓱𝓮𝓻)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora