Las bestias de la luna 🌙 [Chankai/Kaiyeol]

Primera parte 🐺

Las calles de aquel pequeño y remoto pueblo llamado Boseong, se llenaban esa mañana de adolescentes y niños que iban a su primer día de clases en la escuela local. Kim JongIn era uno de esos chicos; de temperamento tranquilo, introvertido y un completo ñoño con las historias de fantasía y las teorías conspiranoicas. El adolescente iba a empezar su último año en la escuela y no podía estar más emocionado por graduarse y salir de ese pueblo apenas le entregaran su título en las manos. A JongIn le gustaba el baile desde que era un niño, pero tener ese hobby en un pueblo conservador como ese atrajo rumores que con los años, resultaron ser ciertos, pero que hicieron que su vida social prácticamente se extinguiera, por lo que no tenía amigos.

Al él tampoco le importaba, eso le daba más tiempo para hacer las cosas que le gustan y concentrarse en salir de ese lugar lo más pronto posible.

El moreno pasó por la puerta del salón de la clase de literatura de la señora Choi con sus audífonos puestos escuchando la banda sonora de alguna película boba de disney y tomó asiento en una mesa vacía sin preocuparse por saludar a nadie, pues no era como si mucha gente le hablara de todas formas. Los únicos amigos que tenía estaban a cientos de kilómetros cuyo único contacto era por medio de un chat en su teléfono. Escribió un mensaje y le dió enviar cuando la mujer mayor cruzó el umbral de la puerta junto a una figura desconocida. JongIn detuvo su música para prestar atención y cuando alzó la mirada se topó con los intensos ojos cafés de un chico que nunca había visto antes. Era alto, de cabello plateado y miraba fijamente al joven con un brillo en los ojos que no pudo describir, pero que le hizo erizar la piel, por lo que no pudo aguantar por mucho tiempo y apartó la mirada. ¿Qué había sido eso?

—Buenos días, alumnos. Es un placer tenerlos de vuelta en mi clase este año, y espero que hayan sabido aprovechar muy bien sus vacaciones. —Saludó la maestra con aire divertido, lo que la hacía ver más jovial. —Quiero presentarles a Park ChanYeol. Es su nuevo compañero este año así que quiero que le den la más cálida de las bienvenidas a la escuela. —La mayoría de estudiantes emitieron un saludo que el recién llegado correspondió solo con una reverencia, sin decir una palabra. —Puedes tomar asiento junto a JongIn.

Al escuchar su nombre, el adolescente levantó la mirada de su cuaderno y se concentró en el alto rubio que se dirigía hacia él. Maldijo en sus adentros a la profesora Choi por hacerlo ser su compañero de banco y su cuerpo se tensó levemente una vez el joven estuvo justo a su lado. La clase comenzó con la introducción a la materia y fechas de evaluaciones a lo largo del período escolar. El moreno no estaba prestando atención realmente y se encontraba muy tenso por la presencia del chico nuevo, y los cotilleos de parte de los alumnos durante la clase no se hicieron esperar; era raro que llegara un nuevo estudiante a ese pueblo olvidado.

En un momento dado, la profesora Choi se retiró del aula para atender un asunto personal, pues le había entrado una llamada telefónica. Por primera vez en su vida, JongIn aprovechó la ocasión para tomar la iniciativa de iniciar una conversación. Park ChanYeol le intrigaba de sobremanera, especialmente esa mirada extraña que compartieron cuando entró al salón y su actitud misteriosa y distante; incluso se preguntaba cómo se escucharía su voz.

—Hola, me llamo JongIn, aunque creo que eso ya lo sabes. —Saludó el joven con una sonrisa amable esperando ser correspondido.

ChanYeol le devolvió la mirada y simplemente se limitó a asentir quedamente, volviendo a dirigir su atención hacia el pizarrón vacío. Eso debería haber sido suficiente para que el adolescente se diera por vencido con su plática, pero por alguna razón algo dentro de sí lo empujó a seguir hablando con el más alto.

—Entonces... ¿Tu familia es nueva en el pueblo? —Preguntó con curiosidad, tratando de ser amable, pues pensaba que ser nuevo en un lugar que no estaba acostumbrado a recibir forasteros debía ser difícil.