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Hoy te vi. Parecías jodidamente feliz.

No me malinterpretes, me alegra mucho saber que eres feliz ahora... Sin mí. Nunca supe valorarte, Chuuya.

Lo único que me molestó fue que no notaras mi existencia. Pasamos uno al lado del otro y yo como tonto te miré, gritando en silencio que voltearas a verme, mas no lo hiciste.

Te extraño demasiado, pero soy tan cobarde que nunca lo diré en voz alta y debo conformarme con escribir.

Dejar que las palabras fluyan del lapicero es una gran terapia, lo malo es que tengo un desorden de hojas. ¿Sabes? No tengo ni la menor idea de cuántas cartas te he escrito, ni cuántos mundos imaginarios he creado para nosotros.

A veces siento que pierdo la cordura al narrar cosas que nunca pasarán.
Supongo que ese es el secreto de los grandes escritores: perder la razón entre sus historias y dejarse llevar por la imaginación.

Mundos {SOUKOKU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora