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Estoy harto de éste maldito juego nuestro. Bien puedo echarte la culpa, pero no, yo también soy culpable de ésta lamentable historia.

Aún me duele recordar ese maldito día de lluvia en el que estaba parado recibiendo las gotas de agua, buscaba pescar un resfriado que con suerte me matara. Tristemente no sucedió porque apareciste.

De la nada llegaste a mi vida como una tormenta para la cual no estaba preparado.

Hablamos por mensajes por la noche, al día siguiente nos encontramos en la parada y así transcurrieron nuestros días. Me parecía tan raro que te acercaras de esa forma a mí.

¿Por qué me habla?

Era la pregunta que me hacía cada día. Tenía una hipótesis: Yo te gustaba.

Sin embargo, deseché esa idea de inmediato. ¿Quién se fijaría en un desperdicio de vendajes inestable emocionalmente y que desea acabar con su vida sin sufrir? Nadie.

Y lo subrayo para recalcarlo.

Aunque hablando de ti, eso era posible, ya que siempre fuiste tan impredecible. No negaré que me parecías sumamente hermoso, porque muchas veces me encontré imaginando cómo sería una relación amorosa entre nosotros, mas no estaba listo para aceptar que un hombre me llamara la atención.

¿Dazai Osamu sintiendo atracción hacia un chico? No, eso jamás sucedería... O eso creía.

Mi primer error fue negar lo que sentía.

Luego, un día me empezaste a hablar sobre tu mejor amigo que asistía a otro instituto, un tal Fyodor, el cual me comentaste que comenzaba a comportarse de forma cariñosa contigo.

Ahora lo pienso y me pregunto: ¿Acaso lo dijiste para que me pusiera celoso? No tengo ni la menor idea.

Yo, como un idiota, te apoyé en darle una oportunidad a ese sujeto, pues por todo lo que me decías creía que era una buena persona y que merecías ser feliz a su lado. Qué imbécil fui. Te pido perdón por eso... Te habrías evitado tanto dolor de haberme ignorado.

Ese fue mi segundo error.

Cuando conocí por primera vez a Dostoyevsky fue cuando me invitaste a salir con ustedes y él no fue de mi total agrado, mas supuse que eso era porque apenas le había visto una vez en la vida. Nunca pasó por mi mente que lo odiaría como lo hago ahora. Ese día él llevó a un amigo, que al parecer odiabas a muerte y le hiciste una escena al de mirada púrpura (siempre me he preguntado si usa pupilentes). Nunca pensé en ti como una persona celosa y descubrir esa faceta tuya de algún modo me agradó.

En fin, recuerdo bien que ese día me utilizaste para hacer sentir celos al que era tu mejor amigo, quien usó al otro chico para lo mismo. Sin desearlo terminamos metidos en su tonto juego que no llegó a nada porque al final terminamos separados, ellos por su lado y nosotros por el nuestro. Una vez solos me confesaste el odio que sentías hacia el chico y te disculpaste por el drama, te pedí que no te preocuparas y te invité un helado.

La cosa es que el tiempo pasó, tú y yo seguimos hablando, habíamos creado un vínculo bastante fuerte; un día llegaste y dijiste "Creo que me gusta Fyodor". Me sentí mal, mas no quise demostrarlo, en cambio contesté "Confiesa tus sentimientos, seguramente él te corresponde".

Esa noche lo ibas a ver, él iría a tu casa a cenar. A la media noche me enviaste un mensaje diciendo que ya eran novios.

Me sentí feliz por ti, eso no lo dudes, pero también debes saber que algo en mi interior se rompió. Sin darme cuenta me había enamorado de ti.

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