Había una vez una joven reina, nacida del deseo de una sombra, todos ustedes pensaran que tiene una vida feliz a lado de su rey y sus dos pequeños hijos, viviendo aventuras extraordinarias en el mundo paralelo de Fény, pero no es así. Primero creyó...
El día comenzó helado, como siempre, pero poco a poco las nubes abrieron un poco de paso para el señor sol, lo que hacía un clima espectacular para salir. Así que después del desayuno, Victoria inmediatamente se escabullo a su lugar favorito, aquella banca a lado del lago.
Cuando llego, agradeció en silencio que a pesar de haber transcurrido su transición y convertirse en cierto porcentaje en una vampiresa, aun podía disfrutar del sol, aunque no por demasiado tiempo. Pues de lo contrario le saldría salpullido en la piel y comenzaría a oler a carne quemada, ya lo experimento y no era del todo agradable.
Estuvo un buen rato ahí sentada, en medio de la tranquilidad del jardín hasta que escucho unos pasos crujir en la poca nieve de las primeras nevadas de la temporada. En su pasado como humana nunca hubiese escuchado esos pasos, pero ahora que tenía un super oído podía identificar a su visitante.
Pensó que se trataría de André, sonrió al pensar que iría a regañarla por no haber asistido a la junta matinal con el ministerio. Al girarse un poco hacia atrás grande fue su sorpresa al ver a su hermano, por lo que su sonrisa se hizo aún más ancha.
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Iván sonrió con su característica sonrisa de galán, que pronto se transformó a una más genuina e infantil al ver a su hermana yendo hacia él para saludarlo con un abrazo.
- Es raro verde por aquí -comento Victoria-. ¿Todo bien? ¿Qué tal Esmerald?
- No te preocupes, todo bien -el chico le guiño el ojo y ambos fueron a sentarse a la banca -. He venido por asuntos más importantes.
- Te escucho.
- Nuestro cumpleaños -Iván sonrió de forma maliciosa frutándose las manos.
- Eso me da a entender que tienes planes malvados, ¿correcto? -él solo asintió-. ¿Incluye a Elian y Eugene?
- ¿Los quieres incluir tu?
Por un momento Victoria se quedó con la mente en blanco por aquella pregunta, luego le llego el remordimiento al estar siquiera dudando si invitar a sus padres biológicos a lo que sea que Iván tenía planeado.
Todos ellos eran una familia que separaron hace años, lo ideal sería pasar tiempo juntos para conocerse aún más. Sin embargo, Victoria no sentía la más mínima intención de acercarse a ellos y al ver a Iván, con la nariz arrugada y negando sutilmente, supo la respuesta.
- No será como aquella salida a los clubs nocturnos de Busan, ¿verdad? -Victoria se preocupó a lo que Iván negó rápidamente.
- Aunque si tú quieres alocarte... -Victoria soltó una carajada y golpeo el hombro de su hermano.
- ¿Qué haremos y cuándo?
- ¿Confías en mí? -Iván le tendió una mano y Victoria no dudo.
