Regreso a los años 60's: Cultiva, hazte rico y cría a los cachorros

Capitulo 23: Estufa de carbón

Después de entrar en una esquina de la tienda, escondió las dos colchas y luego continuó vagando por los grandes almacenes.

Había ropa lista para usar en el centro comercial, tanto para adultos como para niños.

Solo costaba tres yuanes por un rollo de tela del mercado negro, y no había necesidad de usar un cupón, pero en el centro comercial, ¡la ropa de un adulto costará cinco yuanes!

Los niños eran más baratos, alrededor de tres yuanes.

Incluso así, era necesario un cupón de tela.

Con un rollo de tela del mercado negro, uno puede hacer cinco o seis juegos de su propia ropa confeccionada, y no ser estafado por los grandes almacenes.

Sin embargo, Lin Qing todavía preguntó por la estufa de carbón.

"No es fácil conseguir una estufa de carbón en este momento". La joven vendedora vio que era joven, con buen temperamento y buena apariencia además de no tener a nadie cerca, se dispuso a charlar con ella.

"No es fácil, pero si lo hay, tengo algo con lo que intercambiarlo". Lin Qing He mencionado casualmente.

"¿Con qué puedes intercambiar?" El vendedor la miró fijamente.

Si no fuera por el carácter y el temperamento de Lin Qing He, el vendedor no estaría necesariamente dispuesto a hablar con ella. En ese momento, el personal de este lugar de trabajo también estaba extremadamente orgulloso y despreciaba a la gente del campo.
"Daré lo que se necesita", respondió francamente Lin Qing He.

"Tu tono es demasiado descarado".

"Meizi, ¿tienes algún canal? Si los hay, entonces no te quitaré tu tarifa de esfuerzo. No te lo ocultaré, Meizi. A mi familia no le falta nada, solo le falta una estufa. Y es por conveniencia. de agua hirviendo en invierno. Normalmente, no lo usaré para cocinar ". Lin Qing. Él la miró y susurró.

"Conozco a alguien, pero le falta una olla. ¡Si puedes conseguir una olla, le pediré que intercambie la estufa contigo y también te traiga un poco de carbón!" La vendedora bajó la voz y susurró también.

"Meizi, ¿hablas en serio?"

Lin Qing inicialmente estaba pensando desde ella trabajaba en su tienda por departamentos, debería tener conexiones. Así que prometió un poco de beneficio para incitarla a preguntar. Después de todo, esto era mejor que buscar a ciegas por sí misma.

Inesperadamente, se llevo el premio gordo.

"Eso se basa en la premisa de que puedes traer una olla. ¿Realmente tienes una olla?" El joven vendedor la miró.

"¿Te mentiría? ¿Cuándo puede ocurrir el intercambio?" Lin Qing Susurró.

"Le pediré a alguien que vigile la tienda por mí y que busque a la persona por ti. Tomará menos de dos horas, pero primero tienes que mostrarme tu olla". El joven vendedor era obviamente inteligente, respondió.

"Entonces espérame aquí primero". Lin Qing pronunció.

Luego salió de los grandes almacenes y llevó a Zhou Dong a la puerta de la cooperativa de oferta y demanda. Dejó que él la esperara aquí, mientras iba a ocuparse de su asunto.

Cuando encontró un lugar donde no había nadie, saco la vieja olla de dos orejas y la guardo en una bolsa de plástico de nailon.

Luego llevó consigo y buscó al joven vendedor. Los ojos del joven vendedor se iluminaron y dijo: "¿Estás seguro de que quieres cambiar una olla tan buena por ella?"

"Sí, cambio por la estufa. Por supuesto, la estufa de carbón tiene que ser buena. Mi olla es nueva". Se inclinó en silencio y dijo: "Y vino de Shanghái, y sin incluir un cupón industrial, ¡fue de 225 yuanes!"

El joven vendedor no lo creía. No importa cuán caro sea el precio de la olla, no debería ser tan exagerado. ¡Doscientos veinticinco yuanes! Su salario mensual era de solo quince yuanes.

Pero era innegable que esta olla era de muy buena calidad, y no había una olla como esta aquí, así que tal vez realmente venía de Shanghái.

"No negocie conmigo. Nuestra estufa también es nueva. Sin embargo, le conseguiremos más carbón", dijo el vendedor.

"Está bien, date prisa". Lin Qing instó.

El joven vendedor quedó con ella en encontrarse en la entrada de la tienda por departamentos dos horas después. y Lin Qing estuvo de acuerdo. Llevó la bolsa de polietileno de nailon al espacio mientras no había nadie allí, y luego se dirigió al mercado negro para dar vueltas.

Todavía había personas vendiendo carne en el mercado negro en este momento, pero Lin Qing no quería ninguna. Por el contrario, encontró y vendió a una anciana dos jins de panceta de cerdo con fines de lucro.

Como no quiere un boleto de carne, la anciana pagó cinco centavos por jin. La anciana ni siquiera parpadeó.


Esto hizo que Lin Qing He viera la oportunidad comercial de obtener productos de la hermana Mei. Pero después de pensarlo, no puede tomar este camino a menos que realmente le falte dinero.

Lin Qing Ganó tres yuanes con la carne y compró un rollo de tela tejida a mano en el mercado negro.

Luego miró otros productos de la montaña, como las setas que ya había comprado. Había visto las calabazas que quiere en un rincón del mercado negro. Eran bastante grandes. Con uno bastaban tres o cuatro comidas, pero solo eran cinco. Ella lo compró por tres centavos.

Estas cosas fueron llevadas para colocarlas en el carro, especialmente el rollo de tela. Lin Qing le pidió a Zhou Dong que arrastrara el carrito a una esquina. Luego lo sacó del espacio y lo metió en el fondo del carro.

Al mismo tiempo, colocó las fundas de edredón recién compradas, también en el fondo del carrito.

Al ver estos materiales, los ojos de Zhou Dong se desorbitaron.

Sintió que finalmente entendió la razón por la cual el rumor en la aldea siempre había estado flotando sobre que Shenzi tenía muy poco dinero.

¡Si no lo viera con sus propios ojos, no sabría cuánto gasta su Shenzi!

"Pequeña Dong, como mujer, es suficiente ser responsable de gastar dinero. Ganar dinero es un asunto de hombres. Las mujeres son responsables de gastar dinero y cuidar de todo en el hogar. De lo contrario, ¿Cuál es el punto de que los hombres ganen dinero? El dinero se gana para gastarlo, no para ahorrarlo", explicó Lin Qing He.

Zhou Dong: "..." Lo que dijeron los aldeanos no fueron solo rumores. Esta creencia de Shenzi fue realmente aterradora.

Después de comprar estas cosas, Lin Qing lo llevó a la tienda por departamentos y esperó. Después de esperar alrededor de media hora, el vendedor regresó. Regresó en bicicleta, jadeaba y obviamente se sintió aliviada cuando la vio.

"Ven conmigo." Susurró el vendedor.

"Pequeño Dong, espera aquí". Lin Qing tomó la bolsa de piel de serpiente del carrito que puso después de salir del mercado negro. Le dijo a Zhou Dong, luego siguió al vendedor.

Un joven los esperaba con una estufa de carbón colocada en la bicicleta y más de medio saco de carbón.

"Esto es medio nuevo." Lin Qing miró la estufa y no estaba satisfecho.

"No juzgues porque está medio nuevo, pero aún es bueno para usar. No lo hemos usado muchas veces en nuestros propios hogares. Principalmente porque nos falta una sartén, o nuestra familia no la sacaría. " El hombre con ropa de trabajo azul dijo: "Además, te traje tanto carbón. Si te quedas sin carbón en el futuro, también puedes ir a buscar a mi hermana, ¡te daré el precio interno!

"¿Como es tu hermana?, esta es claramente tu esposa". Lin Qing los miró.

Al final, la gente de esta época era sencilla. Cuando los dos fueron expuestos, inmediatamente se sonrojaron. Después de todo, no son profesionales.

El vendedor se sonrojó y dijo: "Todavía no estoy casado".

"Este hermano pequeño ya ha preparado la olla que necesitas usar en el futuro. No está nada mal. Al estar con él, serás bendecido en el futuro", comentó Lin Qing He. Y luego dijo: "Está bien, como quieras. No puedes quedarte sin la olla cuando te separas de la familia. La olla la obtuve de mi familia materna en el momento de la separación, de lo contrario, no se permite la separación".