C a p i t u l o D o s

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-Emperador Min, su madre exige una reunión de urgencia con usted.

-Rechazala.

-Per-

-¡Dije que la rechazaras!

-Como ordene mi señor.

-Bien, saldré, me llevaré a Han, no te preocupes si no vuelvo al anochecer, si mi madre vuelve a insistir con esto de la reunión dile que no te volviste a comunicar conmigo.

Yoongi salió de aquel lugar siendo seguido por sus sombras* y por el jefe de su guardia principal Han Jisung.

-Emperador, ¿No es arriesgado ir con el señor Henzo?

-No lo es, de seguro le encantará mi propuesta. Además él es un hombre sensato nunca haría algo en mi contra porque sabe que a pesar de haber perdido mi antiguo cargo, mi familia aún sigue teniendo todo su poder y la gente del país nos respalda. Solo imagínate que se enteren que el señor Henzo intente hacer algo en mi contra toda su reputación como gran Embajador se va a la mierda. La gente lo odiará tanto como odian a los de su país. Ya no será el único japonés querido por los coreanos, además el sabe que el imperio japonés ya va de caída.

-Buen punto mi señor. -dijo Han siguiéndole el paso al pálido antes de que este montara su caballo preferido listo para dirigirse a la casa del señor embajador.












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Jimin había terminado sus deberes del día y se dirigía al bosque cercano a la mansión donde vivía, necesitaba ir a su lugar seguro, un pequeño lago que tenía una pequeña casa muy cerca que en sus tiempos de niñez su padre había mandado a construir para él para que disfrutara sus horas de juego pero ahora ya en la flor de su juventud el doncel usaba aquel espacio como lugar de reposo y relajación.

Mientras seguramente Jimin se encontraba en el bosque relajándose Jungkook y Taehyung aún se encontraban batallando con sus clases de danza.

No era secreto para nadie en aquella casa que los mellizos apenas y destacaban en lo que sea que hacían, pero si había algo que rescatar de ambos ese era su espíritu vivaz y persistente, especialmente el de Jungkook.

Y cuando se preveía que el atardecer en la mansión Hikumoto sería como todas las tardes comunes un visitante inesperado se anunció en la entrada solicitando una reunión privada con el señor de la casa.

Henzo Hikumoto quien se encontraba en la extensa biblioteca de su mansión leyendo quien sabe qué anunció a su ayuda de cámara que dejara pasar al inesperado visitante a su despacho en lo que él se ponía algo más formal para recibirlo.

Yoongi recibiendo las indicaciones de los trabajadores de la mansión se instaló en el despacho del señor Henzo viendo fascinado los detalles de tan linda mansión.

-¿A qué debo su inesperada visita, señor Min? -preguntó Henzo.

-Buenas señor embajador, no me gustaría quitarle su preciado tiempo así que iré al grano. Me gustaría saber si usted teniendo en casa a una esposa de nacionalidad coreano y a tres hijos de la misma, ¿Le gustaría ver la patria de su familia libre?

-Sepa usted señor Min que yo y mi familia le servimos al imperio japonés, soy un funcionario del mismo y en la posición en la que estoy no lo creo posible.

-Entiendo señor Henzo, lamento haberle quitado su valioso tiempo. -dijo Yoongi con desánimo.

-Señor Min entienda también usted que yo tengo una esposa y tres hijos que no le deben nada al imperio y por el bienestar de los mismos lo apoyaré pero con una pequeña condición.

Dulce Ilusión - YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora