Prologo

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—¡AH!— se escuchó un gemido dentro de la habitación.

El omega que esta teniendo sexo con un hermoso alfa, de manera casual por su puesto, lo esta disfrutando en demasía.

Está experimentando una complacencia inmediata, debido a la inexperiencia y obediencia de su amante en turno. Le encanta el modo torpe en el que sigue sus instrucciones, pareciera que está hecho especialmente para él. Le indica donde y como tocar, le marca de manera implícita con suaves toques, caricias de como moverse. Es deliciosamente satisfactorio tener a alguien tan obediente.

Bueno, ha tenido mucho sexo... Mucho... este no es el mejor de sus amoríos casuales pero queda en el top.

—¡GRRRR!— un gruñido ronco brotó desde lo profundo de la garganta de el alfa; se topó con la gargantilla que cubre el cuello de el Omega para evitar ser marcado.

—Así... Ahhh, te mueves tan bien.

Extendió un halago sutil para distraerlo mientras el alfa trababa sus caderas contra él.

Es un encuentro que piensa será fugaz, la realidad es que lo recordará por un largo tiempo, ya que va a tener resultados algo, catastrófico.

Es un encuentro que piensa será fugaz, la realidad es que lo recordará por un largo tiempo, ya que va a tener resultados algo, catastrófico

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—¡¡¡Sensei!!!—  uno de sus alumnos lo saca de sus pensamientos —se le va a derretir el helado.

El omega reacciona para ver su delicioso helado derretido, mejor lo arroja basurero. Suspira mientras se limpia las manos mientras ve a sus alumnos correr.

Es maestro de psicología educativa en una escuela secundaría o por lo menos en la parte que está destinada para este grado ya que es un complejo estudiantil.
Aquí los pequeños aún no han revelado su género secundario, por lo general lo hacen en el último año o ingresando a preparatoria.

Termina de limpiarse las manos con la servilleta y la desecha mientras se encamina a su oficina. Hoy es un día atareado ya que pronto será cambio de año escolar, las sakuras estan floreciendo y en unos meses van a caer.

—Sensei— vuelve a escuchar— a Yutaro le duele el estomago y tiene fiebre.

Lanza un profundo suspiró y va a revisar al alumno, son síntomas de un celo inicial; comienza con una fiebre, como si fuera una especie de "resfrio" para iniciar el ciclo reproductor. Prepara todo para el celo imprevisto. Tiene que llamar a los padres del pequeño, avisa a el maestro encargado de el grupo y que se asegura que haya alguien con él para que no esté sólo.

La medicina de emergencia se le aplica al chico y se logra estabilizarlo un poco, pero debe ir con un doctor para que pueda recetar algo con precisión.

Al poco tiempo escucha un toque en la puerta, al abrir entra un joven de cabello negro y mirada cansada, debe estar en su primer año de preparatoria.

—Buenas tardes, soy primo de Yuu— hace una reverencia y se acerca al pequeño.

—Onichan— le dice soñando y oliendo su mano— vendrá mamá o nini— dice aún cansado y soñoliento.

—Vendrá Toru así que calmate, el tía esta en reunión y la tío fue de viaje hoy— le dice en un susurro para luego voltear hacía el maestro.— El encargado de la casa vendrá pronto, es el hijo mayor de la casa, solo vine hacerle compañía ya que él es...

—No le digas quien soy, no quiero que me den un trato especial, solo soy un alumno más— dice en murmullo y se duerme.

— No le gusta que lo traten de manera diferente, como él dice, pero debemos hacerlo,— dice mirando al maestro— es el primer omega que se da después de varias generaciones en su familia.

—Eso es buen...—el profesor es interrumpido por un visitante repentino.

—¿Donde esta Yutaro?— es un alfa asustado, sus lentes negros no dejaban ver el color de ojos pero su porte era imponente a pesar de tener, ¿uniforme escolar?

—Solo le llego el celo, debemos llevarlo con Iirei-sensei.—dijo el primo de Yutaro en tono suave.

—El papá de Shoko no esta, debemos ir con su hermano mayor,— se voltea al percatarse que no están solos, de reojo alcanza a ver a una persona con bata blanca— disculpe y gracias por cuidar de Yut-

Se da cuenta como el profesor lo ve con intriga, entonces reconoce el cabello rosado. Los dos se ven sumamente sorprendidos y entonces, recuerdan.

La noche en la que tuvieron sexo desenfrenado.

La noche en la que tuvieron sexo desenfrenado

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Eres el Omega de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora