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Brandon POV

La estaba abrazando, no era un sueño, era verdad.

Corazón roto... Por eso la vi llorar, estoy seguro.- pensé.

Noa.

Se llama Noa. Durante más de seis meses, no dejé de preguntarme cómo se llamaba esa chica de vestido azul, que hizo que mi atención fuese suya durante toda la noche. Por no hablar, que puse como escusa recoger a Britney todos los días del instituto, tan solo por verla a ella día tras día. Siempre pensé en acercarme y hablar con ella como hice el día de la fiesta. Pero, siempre iba acompañada de alguien, y eso me había complicado las cosas.

Y en ese instante, la tenía entre mis brazos, acurrucada en mi pecho, y estaba totalmente seguro de que podía notar mis latidos. Creo que fue entonces que empecé a comprender su reacción al acercarme a ella. Al igual que yo me comportaba como si fuese un chico sin sentimientos y ligaba con cualquier chica, ella era así con los chicos que se le acercaban.

Apoyé entonces mi barbilla en su cabeza.

Tengo la necesidad de protegerte pececillo.

-Tranquila- susurré empezando a acariciar su espalda, mitad de ella estaba descubierta, y en el momento en el que mis yemas tocaron su piel, una especie de cosquillas aparecieron en mi estómago. Estaba sintiendo verdaderamente cosas por ella.

Escuché su voz, haciendo así que dejara mis pensamientos de lado y prestara atención a lo que estaba por decirme.

-Me suenas de algo- me comentó y una sonrisa se apoderó de mí.

Sabía que existía.

Me miró a los ojos, como cuando nos encontramos en el pasillo del hotel, aunque esta vez, ella no lloraba, y yo estaba más tranquilo, pues sabía que de alguna forma había confiado en mí.

- Te vi en el restaurante, con tus amigas- le contesté. No quería decirle que era amigo de Britney, porque minutos antes, cuando entró a la casa, Marcus, mi mejor amigo, me avisó de que ella estaba aquí.

- ¿Así que me has perseguido hasta aquí?- me preguntó de forma irónica y una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

Mi respuesta fue una sonrisa. Pues, verla sonreír hacía que no me importara que me viera como un puto acosador. Me gustaba, y no conocía ni una mínima parte de ella, pero sí tenía claro que quería hacerlo, quería sacarle esa preciosa sonrisa todos los días de su vida.

Su reacción en el restaurante me hizo pensar mucho más en ella. Y por suerte Britney estaba muy al pendiente de lo que ella hacía. Sin embargo, nunca hablaba sobre ella, supongo que pensaba que no sabíamos de su existencia.

-Perdona, enserio, yo- no le dejé seguir hablando.

-Tranquila, está todo bien- le sonreí. Sus ojos no dejaban de mirar los mios, así que yo tampoco podía parar de hacerlo.

-Te presento a mis amigas- y paso seguido tomó mi mano y nos metimos en medio de la multitud. Nos acercamos a un grupo de chicas, sus amigas. Cada una era diferente, y me sonaban de verlas por el instituto, a pesar de la diferencia de dos años que nos separaban. Noa me presentó a cada una de ellas, aunque siendo sincero no fui capaz de acordarme de sus nombres por mucho tiempo.

Britney y Marcus llegaron juntos al poco tiempo, mientras tanto estuve hablando sobre todo con María, quien me contó que su novio estaba estudiando en Francia y ella era de España, y con Danna, que era un año menor.

-¡Hola!- saludó Brit con gran ímpetu y dio un abrazo a Noa.- No sabía que os conocíais- me miró y posteriormente miró a Noa.

-Nos hemos conocido hace unos minutos- rió.

Me levanté del sofá donde estaba sentado y pase mis brazos por encima de los hombros de mis amigos.

-ahora me toca a mí- sonreí.- Bueno, a Britney ya la conocéis. Y este de aquí es Marcus.

-Tú- dijo María señalándole.

Marcus sonrió- Pero bueno camarera, cuanto tiempo.

-me llamo María, idiota.

Pues sí, Marcus era el chico con el que María había chocado aquel día en el Grease. Sin embargo, eso no fue lo que me sorprendió.

-Un momento- dijo Noa y miró a Britney-. Entonces, Brandon es el chico que siempre te llamaba en el instituto.

Me quedé pensando y la rubia sonrió.

-Así que te fijas en quien me llama.

-Era solo curiosidad, aquel día que saltó la alarma de incendios estabas mal y te escuche hablar por teléfono, quería saber si...- mi amiga la abrazó y Noa le correspondió el abrazo cerrando los ojos. Y yo sonreí.

Todo estaba bien hasta que escuche como alguien daba un golpe, me giré y vi como María acababa de pegarle un golpe a Marcus en la cara.

-Que no ligues conmigo gilipollas- y acto seguido se levantó para salir de la casa.

Noa se separó de los brazos de mi amiga para salir detrás de ella. Por mi parte cogí del brazo a Marcus y lo llevé al baño.

-No me eches la bronca- me pidió.

-¿No te gustaba Britney?

-Y a ella le gustas tú.

-Sabes que eso no es así, y ya sabes que ella para mí es como mi hermana pequeña- le ayudé a echarse pomada en la mejilla. Por suerte conocíamos la casa de nuestra amiga como la palma de nuestra mano.

-Brandon, a veces lo que sentimos no es correspondido, y eso también está bien.

La Estrella De Al Lado #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora