Doodles

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El albino miraba con insistencia el reloj, rezando porque esas manecillas se movieran y dieran fin a su clase de matemáticas, después de unos largos 2 minutos de mirar el reloj y la puerta sonó el timbre, indicando su libertad.

Killua se apresuró por guardar todas sus cosas lo más rápido posible en su mochila y salió con prisa del salón para dirigirse al portón de la escuela, ya estaba harto de esa escuela.

Ya en la calle, fuera de la escuela, sacó su celular para ver si su hermano le había mandado algún mensaje, lo más probable era que si, sin embargo, apenas prendió los datos esperando encontrarse con la notificación de mensaje de su hermano.Su celular se lleno de miles de mensajes de cierta persona.

“Gonzalito<3"

¿Por qué tenía tantos mensajes de él?

¿Qué acaso no fue a la escuela?

Decidió que mientras caminaba de regreso a casa leería sus mensajes, rezando porque no le robaran el celular.

“¡Killua hoy no tengo clases! Ni hoy ni mañana q suerte"

Eso respondía una de sus preguntas por lo menos. Iba leyendo los mensajes del otro con una sonrisa y un color carmín en sus cachetes, aunque mayormente eran de spam, le hacía mucha ilusión recibir mensajes de él.

Que a pesar de haberlo conocido hace unos meses en Internet, se había vuelto muy cercano a este chico.

“Killua, cuando llegues a tu casa, quieres hacer llamada??? "

De qué quería tener una llamada con él, quería, pero dudaba poder hacer llamada con el, tenia que estudiar para sus exámenes, aunque tal vez unos minutos hablando con él no le harían daño, honestamente sabía que eso de “dos minutos” era una tontería, su llamada duraría horas, si no todo el día, pero ¿qué importaba?

Este chico lo hacía feliz y se sentía libre de su familia y toda responsabilidad hablando con él, no sentía la presión de ser el mejor todo el tiempo o tratar de encajar con él en base a una personalidad falsa, todo lo contrario, se sentía en casa con Gon y eso era lo único que le importaba.

Solo le quedaba rezar porque no fuera un viejo verde de 40 años.