𝑻𝒖𝒓𝒃𝒖𝒍𝒆𝒏𝒄𝒆 [𝒀𝒊𝒛𝒉𝒂𝒏] 𝑴𝒑𝒓𝒆𝒈

28

—  Es aquí. 

Anunció Yang en cuanto hizo una parada frente a una pequeña casa que parecía una cabaña en medio del bosque, más bien lo era, era una cabaña de dos pisos, de madera, la cual era rodeada por un muro de ladrillo y cercas de alambres, más que una casa vacacional familiar, parecía una prisión, con la diferencia de que era acogedora, en cuanto cruzabas la enorme puerta de madera metálica que separaba ambos muros laterales, se veía la puerta de la casa, también de madera con dos farolas en la entrada, Zhan apretó con fuerzas sus labios para evitar reír, se sentía ahora mismo como prófugo de la justicia, no existían más casas alrededor de la cabaña, ni bajando la montaña, la única casa en todo el lugar era la de Yang, aquel hombre "rudo" no dejaba de mirar al chico rubio a su lado al tanto de todas las expresiones que su rostro podía realizar en menos de cinco minutos, tratando de descifrar lo que realmente pasaba por su mente, sus pequeñas manos agarraron la suya tomándolo por sorpresa. 

— ¿Cuántas habitaciones?

Quiso saber Li Xian mirándolo con atención, claramente este chico quería tener privacidad con su hombre, más cuando estarían bajo el mismo techo Zhan y su ex amante, algo que realmente le incomodaba, cuando Yang se sinceró contándole toda la verdad de su vida junto a su pasado, comenzó a sentirse un poco intimidado junto a Yibo, si antes habían tenido algo pasajero, era porque muy en el fondo a Yang le gustaban los hombres como el castaño, sin mencionar que Yang fue el pasivo durante todos esos años en los que se encontraban sexualmente, por otro lado estaba Zhan, al parecer había olvidado que este era su mejor amigo, y que al igual que él, tuvo que aceptar el pasado de su novio, porque lo amaba con locura, no habló con él pelinegro en todo el camino evitando todo contacto con él, en el fondo sentía que le había ocultado toda la verdad y eso lo lastimaba. 

— Sólo dos.

Susurró Yang cerca del oído de Li Xian, este intentó sonreír mientras se abrazaba a sus caderas.

— Deberíamos ir e instalarnos en las habitaciones. 

Habló Yibo rompiendo por completo la situación en la que se encontraban su novio y su amigo, se miraban de a poco mientras que Li Xian intentaba desviar la vista de ellos. 

—  Adelanten. Quiero hablar con Li Xian, a solas.

Dijo por fin Zhan llamando aún más la atención de los presentes, los hombres se miraron sin pronunciar palabra alguna, Yang esperaba alguna palabra por parte del rubio intentando retenerlo a su lado, pero no fue así. Supo que también quería quedarse a solas con Xiao. Así que no lo pensó ni una vez cuando tuvieron que separarse, cuando Zhan vio que los hombres se alejaban de su vista, agarró la mano de Li Xian con fuerza, obligándolo a sentarse en el sofá que yacía en la acogedora sala de la cabaña frente a una chimenea aún apagada. 

— ¿Qué es lo que quieres hablar?

Preguntó Li Xian confundido. 

— Perdóname. 

Li Xian dejó de mirar hacia la chimenea para desviar su vista a Zhan que estaba a un a su lado. 

— Te pido perdón. Li Xian, fui muy egoísta al no decirte lo que sabía, creo que te lo debía, pero no pude, amo tanto a Yibo que lo elegí a él, lo siento.

Li Xian sintió algo en su pecho, podía ser lastima, culpa o algo más. Pero eso hizo que tomara la mano de Zhan con fuerza, lo acercó a su cuerpo para poder abrazarlo. Cerró los ojos absorbiendo el dulce aroma que desprendía de los cabellos de Xiao, una mezcla de vainilla con algo más, fue tan placentero para él que se negaba a soltarlo. 

— No tienes que pedirme disculpas, ahora sé lo que es amar con tantas fuerzas, si hubiese estado en tu lugar, habría hecho exactamente lo mismo.

Cuando se separaron se miraron a los ojos. 

— Seguimos siendo amigos. ¿Cierto?

— Por supuesto.

Ambos dejaron de mirarse cuando sintieron a uno de sus hombres aclararse la garganta. Se trataba de Yang que los admiraba con ternura mientras sus manos permanecían dentro de los bolsillos de su pantalón, Zhan se puso de pie dirigiéndose hasta las escaleras en las cuales se encontraban el hombre, estaba solo sin Yibo, así que prefirió buscarlo por si mismo, Yang era ahora todo lo opuesto a lo que pudo haber conocido él en un pasado muy lejano, muy feliz, enamorado de aquel rubio que le hacía perder la respiración cada vez que se acercaba a él, un sentimiento a un nuevo para él, a penas lo estaba comenzando a disfrutar, Li Xian esperó a que se acercara a él, en su estómago revoloteaban miles de mariposas cada vez que lo tenía cerca, mordió con fuerza sus labios con sintió sus labios besar su cuello.

— ¿Todo bien?
Preguntó Yang.

— Fui muy injusto con Zhan, ahora puedo entender su verdadero motivo. No es tan difícil de entender cuando se está enamorado.

— ¿Antes no lo estabas?

— No me había enamorado antes.

— Somos dos.

— ¿Y Yibo?

— Eso fue una absurda obsesión, ahora que te tengo sé que realmente te amo, y por ti conocí el amor. 

Le besaría, iba besarlo hasta saciarse del sabor, la humedad y textura que conocía bien; le besaría sin importarle si le robaba o no el aliento, después de todo, estaba dispuesto a darle el suyo. 

Quien se divertía a lo grande desde su coche era el señor Lee Feng, tenía armamentos de sobra para acabar con aquella pequeña cabaña en el medio de esa desolada montaña, aquel par de tontos estaban muy equivocados al creer que escapando de la ciudad a un lugar tan alejado de la ayuda, sería lo mejor. Lee Feng conocía cada paso que daban ellos, pero por ahora se limitaría, no haría nada en contra de ellos. Sabía que Yibo no estaría tranquilo ni dos días sin ir a por él, se atrevió a tocar a la persona que más amaba, tenía su carácter, compartían la misma sangre fuerte, no es valde era su padre biológico. 

— Señor Lee Feng. ¿Nos vamos?

— Señor Ceo, ¿Cree que mi hijo pueda perdonarme algún día?

— No señor, es imposible. 

Ambos hombres hicieron contacto de miradas a través del retrovisor. 

— Tienes razón. Es imposible.