CAPITULO 5 Y 6 <<SUBYUGACIÓN>>

5 2 0
                                    


SUBYUGACIÓN

White se despertó atrapada. Rigurosamente atada de manos y pies a una maquina desconocida que "de la nada" había aparecido en la habitación. Su primer instinto fue forcejear. Pero no había forma de zafarse, las ataduras eran de acero sólido y tenía 5 en cada extremidad.

Cuando levanto la mirada se encontró con Aka-el frente a ella, el cual estaba sujetando la bolsa de antes llena de grandes flemas viscosas.

-No es tan malo como parece, White. -Aka-el intento tranquilizarla, pero su mirada inexpresiva delataba que no lo decía enserio. Su actitud era cada vez más arrogante.

-¡N-NO!, ¡NO LO QUIERO! ¡ALEJATE! -White seguía forcejando, aunque sabía que era inútil le gritaba al Querubín que se alejara. Lagrimas comenzaron a fluir por su inocente rostro.

-Cállate. -Aka-el dejo de fingir por completo, se acercó sin ninguna culpa a la pequeña niña y le sujeto la mandíbula, después la apretó, obligándola a abrir la boca.

-Nh-hmm-no...-White ya ni siquiera podía quejarse. Estaba sintiendo una de las mayores impotencias que había sentido en toda su vida.

Aka-el abrió la bolsa con su otra mano y saco una bola pegajosa, esta sudaba visiblemente, dejando caer gotas al suelo y exudando un olor parecido al de la axila humana, pero más intenso. La acerco a la boca de White y la forzó adentro rápidamente. Sin dudar.

White siguió llorando ferozmente mientras comenzó a sentir una extraña sensación en su boca. Las partículas se comenzaron a derretir, fusionándose con su propia saliva para luego formar un coagulo glutinoso y bastante chicloso que se deslizaba desagradablemente por la garganta. Sumado a esto podía oler el olor a axila combinado con un poco de orina enjuagándole la boca.

-"¡Ugh!"... "¡U-Urrg!-" Después de engullir aquello White dio un par de arcadas. Estaba sintiendo la peor sensación que había sentido en toda su vida recorriéndola desde de su esófago.

Aka-el, mientras miraba a la niña inexpresivamente dijo: -Muy bien, pasemos al siguiente experimento. Pero por favor, Deja de llorar, y no llores con lo que sigue. -Después de que dio una sentencia que lógicamente una niña de diez años no iba a cumplir metió la mano dentro de su bata y saco un frasco de esta.

-"Sss... Ju-uuu..." -White no se pudo controlar, lloraba silenciosamente mientras escuchaba con la cabeza gacha la afirmación del Querubín. Cuando la incómoda sensación en su garganta se desvaneció un poco, se pudo concentrar en otros pensamientos, que en este punto se formaban únicamente de odio total hacia aquella montaña humana. Levanto la cabeza y miro ferozmente al imponente hombre frente a ella. Sin poder hacer nada.

A pesar de que no dijo nada, Aka-el le ordeno: -Cállate. -Al ver aquella mirada fiera en su rostro. Luego comenzó a abrir cuidadosamente un frasco que tenía un líquido de tonos verde toxico, muy parecido a las flemas de antes. Cuando lo destapo un olor nauseabundo inundo la habitación.

-"¡Ahg!" -Se quejó White.

Aka-el sonrió al ver a la niña sufriendo frente a él. -Si White, es lo que estás pensando. Esto es lo mismo que las bolas de antes, pero peor. Te arderá un poco más.

La expresión en el rostro de White reflejo pánico, ella realmente no quería experimentar nada similar en toda su vida. Todavía le ardía la garganta, al punto que no creía que pudiera tomar agua sin vomitar.

-Pero esta vez... -Aka-el hablo con un toque de suspenso e hizo paulatinamente su sonrisa más ancha. -No la tendrás que comer, pequeña. -Mientras anunciaba comenzó a vasear el líquido sumamente espeso que se encontraba dentro del frasco en su dedo índice, el cual era bastante largo. -Esta vez... White. Te lo meteré por el ano. -Aka-el termino la sentencia burlonamente, como si su único objetivo en esta vida fuera molestar a la niña frente a él.

La Niña de Blanco © (Versión con ortografía impecable)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora