Capitulo 17 y 18 <<ASCENCIÓN>>

1 1 0
                                    



Desparramada sobre el frio suelo de la blanca habitación note como estaba llorando. Había estado soñando con el día en el que morí. —"Ugh..."

—Realmente odio recordar ese maldito día. Aquella estúpida muerte me condujo a reencarnar en esta estúpida vida que tengo ahora.

Janeth siguió dándole vueltas a sus recuerdos sin contenerse en lo más mínimo.

Recordó cuando Dios le había mostrado el color rojo. Todavía poder sentir como lentamente iba perdiendo su sangre al ritmo de los abrasadores látigos que destruían su cuerpo.

Janeth White fue testigo con su propia de los castigos de Dios, los cuales, eran básica y explícitamente incluso torturas.

—Si ese es un buen recuerdo...un Querubín me dio latigazos por toda la espalda y abdomen para que conociera el color rojo con la sangre que salía de mi cuerpo. Creo que ese momento fue en el que comencé a tener una mirada perdida siempre...creo que sí. Definitivamente fue en ese instante que perdí toda esperanza, aquel Querubín con brazos gigantescos me pego con alguna clase de cinta al suelo y se colocó sobre mi espalda. Termine recibiendo latigazos durante horas, mientras la presión que ejercía sobre mi débil cuerpo aquel hombre me recordaba la impotencia de que nunca podría salir de este lugar.

—Ja ja... —Janeth río. No se reía de nadie mas que de si misma. Hacer esto, mientras recordaba su total impotencia. La relajaba. Ya que, en el mundo real. No contaba con este derecho. Por lo menos dentro de su mente podía encontrar un poco de paz al hacerse la víctima. Quien sabe, tal vez todos los humanos en situaciones difíciles o dolores disfrutan hacer esto. A ella, en particular le estaba resultando particularmente placentero en esta ocasión.

Lentamente, y silenciosamente, fue cayendo más profundo en el sueño.

—En esta vida... si tuviera que decirlo creo que el primer recuerdo después de morir fue despertar en los brazos de un "Querubín". —Sobre la visión mental de Janeth se posó inadvertidamente otro recuerdo. —¿Exactamente que son esos enfermos? ¿Y porque un tipo psicópata que se cree "Dios" les llama a si a los tipos anormalmente blancos y cara de vampiros? Lo recuerdo vagamente, pero sé que el Querubín me daba leche con un biberón. Tal vez tendría tres o dos años en aquel recuerdo. Ja ja... —Ella hizo una pequeña pausa, como si no quisiera aceptar el hecho que estaba a punto de confirmar, pero aun así continuo.

—Ahora que lo pienso...creo que no sé cómo nací.

Los siguientes recuerdos que vienen después de ese son todos cada vez peores. Para empezar eh tenido la misma maldita rutina por los últimos 15 años, que es mi estimación de tiempo que eh pasado dentro de esta asquerosa habitación blanca, aunque a veces siento que mi cuerpo es demasiado débil y pequeño para ser el de una joven de esa edad, tal vez tenga menos edad... ¡pero maldita sea! no tengo ni una maldita forma de saberlo, jamás me han dado un espejo. O alguna mierda como una cuchara que pudiera utilizar para verme.

Las quejas de Janeth seguían con fervor. Como si se trátese de un hijo reclamándole a un padre. Pero era una pequeña niña reencarnada reclamándole y desahogándose con la vida.

—¡Maldita sea! ¿Para qué eh reencarnado? —Janeth pregunto con furia. Cuando termino de pensar la pregunta hizo una pequeña pausa. Casi como si esperara una respuesta del universo. La cual, al igual que para todas las otras personas que pidieron ayuda cuando estaban siendo torturadas o incluso violadas, no llego en absoluto. Lo cual lejos de detener sus inútiles pedidos sin destinatario, solo hicieron calentar más su furia contra todos. Y todo lo que existe.

—En esta nauseabunda habitación es todos los días la misma puta rutina, todos los días lo mismo; despertar, seguir deberes, recibir "premios", comer los "premios" asquerosos y dormir. Después repito el proceso. Una y otra, y otra y otra vez. Hasta el punto que ese maldito hombre que me da los deberes y se cree "Dios" ah conseguido adormilar mi cerebro. Lo digo enserio. Ya no puedo pensar. Si soy sincera no sé qué mierda me pasa, cuando me despierto mi cuerpo se siente mal, aunque no este enfermo. Me duelen todos y cada uno de los másculos y no puedo encontrar la fuerza para salir de la cama. Realmente es como si estuviera permanentemente sin energía. No puedo encontrar el combustible para hacer nada en absoluto. De hecho, es bastante bueno que este encontrando vitalidad para despreciarme a mí misma y a mi vida.

La Niña de Blanco © (Versión con ortografía impecable)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora