Capitulo 19 y 20 <<VENDETTA>>

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Una mujer con cabello color Lavanda y lentes de montura roja se encontraba en un pequeño cuarto repleto de estanterías con papeles desacomodados.

Sujeto la cafetera frente a ella y acomodo el filtro del café.

—Si... hablando de otra cosa, ¿Enserio otro color de pelo...? ¿No te lo cambiaste hace tres semanas? —Una mujer rubia que estaba sentada buscando algo en una estantería de documentos hablo.

—Cuando estoy aburrida me gusta cambiármelo.

—O cuando estas triste

—También.

La mujer de cabello entintado ya había terminado de hacer el café, así que encendió la cafetera. Y comenzó a buscar algo en toda la habitación. Cuando llevaba un par de minutos buscando, la mujer rubia se impaciento y finalmente hablo.

—¿No es demasiado esfuerzo solo para ponerle azúcar al café de Michael? ¿No me digas que estas...

—Idiota. —Joana, La mujer de cabello violeta, interrumpió con una respuesta seca. Sin negar ni confirmar nada, pero puso mala cara.

Al ver esta reacción la mujer rubia chasqueo la lengua, mantuvo el silencio durante un tiempo, pero al final se rindió y dijo:

—Oh, vamos era una (pequeña) broma... ¿Es para tu hermana cierto?

Joana asintió sin decir nada y dejo de buscar, lo que había estado buscando era un tubo blanco que parecía ser medicina de algún tipo, no azúcar. Lo abrió y roció el líquido dentro del café.

—Bueno, bye, tengo que darle esto. —Joana hablo con el café en sus manos mientras se dirigía a la salida.

—Seguro. —La mujer rubia la despidió de manera despreocupada mientras aparentaba estar acomodando los papeles. Pero en realidad no estaba trabajando en nada.

Joana salió al pasillo y cerró la puerta detrás suya. Era un pasillo convencional en todos los aspectos. Un tramo recto, puertas cada par de metros, números arriba de cada puerta. Nada fuera de lo esperable, a excepción de un detalle, un muy pequeño detalle.

Todo era multicolor; las paredes, sillas, números, decorados, suelo y techo. Absolutamente todo era de una combinación de tres o más colores. Los tonos eran chillones y saturados. No había nada que fuera soso o minimista, era un estilo de decoración de interiores tan extrovertido que casi daba la sensación de que tenían miedo de perder en alguna convención de arte abstracta o de usar el color blanco. No se podía ver color blanco en ninguna parte.

—Espero que le guste... con la operación que tendrá necesita estar más tranquila. —Joana pensó en su Hermana Caroline mientras caminaba. Ella era muy sobreprotectora con su hermana menor, no podía ser de otra manera, debido a que ella había estado enferma desde el momento que nació.

Además, esto fue aún más arraigado en su manera de ser cuando sus padres murieron en un accidente aéreo. En aquel entonces apenas tenía 15 años, para mantener con vida a su hermana dejo la escuela y comenzó a trabajar en el difícil e injusto mundo laboral, en el cual se vio forzada a aceptar trabajos que detestaba y detener sus sueños. Al final, su historial de locuras le valieron la oportunidad para entrar en una oficina gubernamental secreta.

Cuando le ofrecieron el trabajo le especificaron que podría llegar a ser muy peligroso, pero eso no le importo, lo cual resulto en el mejor trabajo en el que había estado hasta ahora. Su paga era excelente, las horas de trabajo eran aceptables y su hermana vivía en las instalaciones con todos los gastos médicos pagados.

La Niña de Blanco © (Versión con ortografía impecable)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora