Capítulo 5: ¡Arde! Espíritu del valor

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El resto del día, Jhonny estuvo repitiendo las pruebas de intuición, destreza y meditación. A medida que avanzaba por las pruebas, se notaba una mejoría en su actitud: ya no se sentía tan desconfiado en sí mismo, pues se centraba en completar cada tarea que Cyrus le daba, por muy difícil que pareciera.

"Es hora de que afrente su última tarea" se dijo Cyrus, "La que demostrará si tiene la fuerza necesaria para la prueba en el laberinto"

Mientras el joven aprendiz realizaba su último entrenamiento en hacer que una serie de fogatas danzaran con solo su maná, Cyrus le interrumpió:

"Fantástico" le dijo Cyrus, "Eres un alumno muy impresionante. Ahora, déjame hablarte de la última prueba que debo darte"

"Estoy... listo" dijo Jhonny, "¿De qué se trata?"

Cyrus guio a Jhonny devuelta a la cueva. Luego, le señaló la cima de una montaña (no era un volcán) a unos metros de vuelo desde donde estaban.

"Cerca de la cima, hay otra cueva" le explicó el maestro, "Es la cueva de donde Cerberus obtiene su poder, para continuar atormentando a los recién llegados. Debes enfrentarte a él en su guarida, pero no será fácil: su fosa está llena de gases volcánicos"

"Entonces, ¿es tóxico?" preguntó el estudiante.

"Puede decirse que sí. Pero no de la forma de la que piensas: esos gases no matan, sino que confunden la mente, haciendo que recuerdes malos momentos. Eso, te afectará en el combate, pero si haces arder ese fuego interior tuyo, podrás ganarle a tu enemigo"

Eso no hizo sentir mejor a Jhonny, pues toda la desconfianza que había logrado dejar a un lado había vuelto a caer como un baño de agua helada... ¿estaba listo para aquella peligrosa prueba?

"Lo haré..." dijo, sintiéndose muy inseguro.

El joven aprendiz marchó hacia el lugar, repasando en su mente cada lección aprendida por su nuevo maestro. Cuando llegó al lugar, era claro que se trataba de algo de vida o muerte: la cueva tenía la forma de una cabeza de dragón demoniaca, similar a la de la montaña de Malefor. En el exterior de la cueva, había huesos de distintos animales pequeños y otros casi de su tamaño. En la tierra, había pequeños géiseres de los cuales brotaba gases volcánicos extraños. Desde dentro un olor nauseabundo y bastante confuso se percibía, indudablemente estaba lleno de géiseres.

"Esos deben ser los gases..." se dijo, " Debo evitar inhalar demasiado..."

Con las escamas aún temblando, el aprendiz se adentró en la cueva, tratando de respirar lo más mínimo posible. Sin embargo, era más fácil decirlo que decirlo: el aire en sí estaba lleno de aquel gas confuso y no quedaba casi nada de oxígeno puro.

"Eres un inútil..."

"No eres un héroe... no existen los héroes..."

Esas insoportables palabras volvían a él como un eco en su cabeza, esto causaba un ligero dolor al joven dragón en aquella parte de su cuerpo. Pensó por un momento salir de allí y renunciar a todo por lo que había luchado... hasta que el ruido de algo derrumbarse le frenó:

Donde estaba la entrada de aquel maldito lugar ahora había varias rocas la estaban bloqueando. Frente a ellas y mirándolo desafiante y con deseo de sangre, estaba Cerberus.

Jhonny tragó saliva con tan solo verlo, cosa que la bestia pareció notar. Podría ser una ilusión del joven aprendiz debido a los gases confusos, pero parecía que Cerberus estaba... ¿sonriendo? Claro que era una sonrisa maléfica, cualquier otro motivo.

"De modo que el decrépito envió al inútil en contra mía..." dijo la bestia, cosa que dejó anonadado a Jhonny.

"¿No eras salvaje?" preguntó.

La Leyenda De Spyro, El camino del GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora