Ton âme et la mienne.
Iris Ferrari.
Apenas las luces volvieron a encenderse, Judas volvió a desaparecer por algún lado del salón sin dejar rastro y alguien gritando fue lo que me trajo a la realidad.
- ¿Que pasó? -Entró Leonardo-. Casi cayéndose -estaba borracho hasta el culo.
- ¡Quítate bueno para nada! -lo tumbo Porco.
- ¡Iris si esos hijos de puta te tocaron juro que no les queda ni descendencia en este mundo -entró desesperado buscándome.
Hecho un vistazo a mi alrededor y me vio ahí parada en medio de todo el desastre, se apresuró a llegar mientras lo miraba extrañada.
- ¿Y a ti que te pasa? -le pregunté cuando empezó a revisarme.
- Nos alertaron sobre un atentado al clan francés -cuando se fijó en mi cuello, se apartó y no dijo más. Un segundo después Alan entró en el mismo modo.
¿Que les pasaba?
- ¿No le pasó nada? -le preguntó Porco.
- ¡Mírale el puto cuello! -Porco caminaba de un lado a otro.
Alan se dio cuenta.
- La marcaron.
Miro a Porco, quien se notaba que estaba ardiendo.
- Juro que mataré a ese puto huérfano -siseaba Porco.
- No fue culpa de Fetto -lo contradijo Alan.
- ¡¿Y si la mataban?! -Porco se salió de quicio-. La saca del puto ejército a pesar de las advertencias y la trae a una fiesta para ni siquiera estar presente. ¡Eso es tener toda la maldita culpa!
- Ya estuvo -intentó calmarlo Alan-. De ahora en adelante solo habrá que vigilarla y que haga el pacto de sangre lo más pronto posible -me tomo del brazo-. Vamos, hay que juntar a todos.
- ¿A donde? -me solté recordando las palabras de Judas.
No hagas el pacto.
- Es mejor que colabores -me ordenó Porco.
- ¿Y si no lo firmo que? ¿Porque tanto afán?
- Son reglas de la familia y sabes que nosotros las respetamos -me decía Alan.
- Sobrina en esto estoy de acuerdo con Alan y el General, es mejor para ti que lo firmes, vas a tener más seguridad...
Entonces me puse a pensar, yo nunca he faltado una regla, siempre trato de seguirlas, pero y las palabras de Judas...
Siempre me había esforzado para ser lo suficientemente buena para ser General, porque todo mi entorno giraba a eso, porque tengo que resaltar, pero esta vez lo que yo quería era a él, a pesar del costo y por eso refuté.
- ¿Seguridad de que? ¿De qué tanto me quieres proteger?
- Me estás haciendo perder la paciencia -Porco se pellizco el puente de la nariz y después me miró fijamente-. ¿Que te dijo?
- ¿Que me dijo de qué?
- Te dijo algo -se dio cuenta, odiaba que me conociera-. ¿Estás hablando enserio? -movió la cabeza-. No lo puedo creer, ¿así de fácil te dejas manipular?
- Nada de lo que te pudo prometer vale más que esta familia, eso te lo aseguro -le siguió Alan.
- Ven con nosotros -apoyo Leonardo.
Yo no quería que nadie me dijera que hacer y por eso tomé la peor decisión de mi vida correr hacia el lado contrario.
Seguirlo a él.
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Dominando al Diablo © +18 | Libro #2 | Genes Perversos
RomanceLibro 2: La obsesión también es una condena. Meses han pasado desde el último avistamiento de Iris Ferrari. El General se encuentra desesperado por hallarla para que la organización no se le venga abajo. Salió a la luz un gran error clandestino entr...