Capítulo 4

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Ton âme et la mienne.

Iris Ferrari.

Apenas las luces volvieron a encenderse, Judas volvió a desaparecer por algún lado del salón sin dejar rastro y alguien gritando fue lo que me trajo a la realidad.

- ¿Que pasó? -Entró Leonardo-. Casi cayéndose -estaba borracho hasta el culo.

- ¡Quítate bueno para nada! -lo tumbo Porco.

- ¡Iris si esos hijos de puta te tocaron juro que no les queda ni descendencia en este mundo -entró desesperado buscándome.

Hecho un vistazo a mi alrededor y me vio ahí parada en medio de todo el desastre, se apresuró a llegar mientras lo miraba extrañada.

- ¿Y a ti que te pasa? -le pregunté cuando empezó a revisarme.

- Nos alertaron sobre un atentado al clan francés -cuando se fijó en mi cuello, se apartó y no dijo más. Un segundo después Alan entró en el mismo modo.

¿Que les pasaba?

- ¿No le pasó nada? -le preguntó Porco.

- ¡Mírale el puto cuello! -Porco caminaba de un lado a otro.

Alan se dio cuenta.

- La marcaron.

Miro a Porco, quien se notaba que estaba ardiendo.

- Juro que mataré a ese puto huérfano -siseaba Porco.

- No fue culpa de Fetto -lo contradijo Alan.

- ¡¿Y si la mataban?! -Porco se salió de quicio-. La saca del puto ejército a pesar de las advertencias y la trae a una fiesta para ni siquiera estar presente. ¡Eso es tener toda la maldita culpa!

- Ya estuvo -intentó calmarlo Alan-. De ahora en adelante solo habrá que vigilarla y que haga el pacto de sangre lo más pronto posible -me tomo del brazo-. Vamos, hay que juntar a todos.

- ¿A donde? -me solté recordando las palabras de Judas.

No hagas el pacto.

- Es mejor que colabores -me ordenó Porco.

- ¿Y si no lo firmo que? ¿Porque tanto afán?

- Son reglas de la familia y sabes que nosotros las respetamos -me decía Alan.

- Sobrina en esto estoy de acuerdo con Alan y el General, es mejor para ti que lo firmes, vas a tener más seguridad...

Entonces me puse a pensar, yo nunca he faltado una regla, siempre trato de seguirlas, pero y las palabras de Judas...

Siempre me había esforzado para ser lo suficientemente buena para ser General, porque todo mi entorno giraba a eso, porque tengo que resaltar, pero esta vez lo que yo quería era a él, a pesar del costo y por eso refuté.

- ¿Seguridad de que? ¿De qué tanto me quieres proteger?

- Me estás haciendo perder la paciencia -Porco se pellizco el puente de la nariz y después me miró fijamente-. ¿Que te dijo?

- ¿Que me dijo de qué?

- Te dijo algo -se dio cuenta, odiaba que me conociera-. ¿Estás hablando enserio? -movió la cabeza-. No lo puedo creer, ¿así de fácil te dejas manipular?

- Nada de lo que te pudo prometer vale más que esta familia, eso te lo aseguro -le siguió Alan.

- Ven con nosotros -apoyo Leonardo.

Yo no quería que nadie me dijera que hacer y por eso tomé la peor decisión de mi vida correr hacia el lado contrario.

Seguirlo a él.

Dominando al Diablo © +18 | Libro #2 | Genes PerversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora