Inesperado.
La expresión que tenía Judas jamás la había visto, ya que no es mucho de demostrar con su cara, pero parecía haberse ido.
- Aún no era tiempo -murmuraba-. Tenía cosas que enseñarte antes de concebir el primero...
Seguía murmurando, mientras yo me hundía pensando que no lo quería.
Vi a Theo, quien solo miraba mi estómago pensando que en cualquier momento me iba a crecer, pero dejé de mirarlo cuando Judas soltó algo parecido a un gruñido y se fue dejando una frase al aire.
- No me sigas, vete a casa con Theo.
- Judas...
- Ahora no -me cortó con voz ruda, no me había hablado así desde que nos casamos.
Intenté ir hacia él cuando veía que se iba pero Theo me sostuvo deteniéndome en el acto.
- No lo sigas o te va a tratar peor, tienes que cuidarte ahora que estás embarazada. Tienes que pensar en el bebé...
Bebé, esa palabra sonaba distante.
Y en ese instante fue que me deshice en los brazos de Theo llorando y fuimos a dar sentados en el piso, mientras hundía la cara en su pecho. Nunca lloraba, no entendía porque salían lágrimas de mis ojos, pero me reconfortaba, últimamente estaba distante conmigo sin embargo ahora me contenía en sus brazos, levanté la cabeza y me encontré con sus ojos llenos de eso que escondía con tanto empeño y lo único que me salió fue un:
- ¿Tú también nos vas a rechazar?
- No -me aseguró-. Jamás podría hacerles eso.
Y así fue.
Theo fue de gran ayuda durante mis primeros tres meses de embarazo, no me dejó sola ni un segundo, por otro lado no había ni rastro de Judas.
- ¿Estás bien? -preguntó desde la puerta-. ¿Necesitas algo más?
- No, estoy bien.
Me asintió e intentó cerrar la puerta, pero lo detuve.
- ¿Sabes cuándo va a volver?
- No hemos tenido noticias, pero estoy intentando contactarme con mi hermano aparte, apenas tenga algo te lo haré saber -agache la cabeza.
Nunca me había considerado una persona sensible, pero no podía evitar no sentirme así, estando embarazada las emociones las sentía a mil.
Perdida en la tristeza de saber que no había señales de él, ni noté cuando Theo se puse de cuclillas antes mi.
- Pero, ¿sabes bebé? -colocó sus manos en mi ya algo crecida panza-. El tío Theo esta muy feliz de que estés aquí.
Hablo acercándose cada vez más, hasta poder pegar su odio a mi tripa, por si oía algo.
No pude evitar la pequeña sonrisa.
- Aunque aveces me hagas levantarme en la madrugada por los antojos exóticos de tu madre, igual ya quiero que nazcas -le habló.
Acariciandolo con la otra mano.
- Y si crees que vas a hacer más guapo que yo, ni lo creas, eso no existe...
Se sobresaltó cuando lo pateo justo en la mejilla. La cara de Theo era un poema cuando me miró y no pude evitar reír.
- Ya vamos mal, ese niño tiene tu carácter -me señaló-, ¿Si viste lo que me hizo?
- Lo pude sentir - seguía riendo-, pero es que cuando le hablas siempre lo molestas.
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Dominando al Diablo © +18 | Libro #2 | Genes Perversos
RomansLibro 2: La obsesión también es una condena. Meses han pasado desde el último avistamiento de Iris Ferrari. El General se encuentra desesperado por hallarla para que la organización no se le venga abajo. Salió a la luz un gran error clandestino entr...