Sam llegó al restaurante completamente empapado, su madre al verle se acercó saliendo de detrás de la barra.
Ma: ¿Tu eres tonto o que? ¿Para que sales sin paraguas?
Sa: Es que no los encontraba.
Ma: Te he dicho mio veces donde están así que no me vengas con esas. Sube a cambiarte que te necesito aquí abajo.
Sa: Vale.
Entraría por la barra donde una puerta les llevaría a unas escaleras por donde subiría a la casa que sería el segundo piso del restaurante. Una vez allí dejó la mochila en la cama para abriría y vaciarla por completo sobre la cama.
Sa: Joder, se han chopado todos los libros tío...
Se quitaría la ropa allí mismo poniéndose la camisa blanca, pantalones vaqueros y delantal azul marino del restaurante. Agarró la ropa mojada para meterla así en la lavadora y bajar a ayudar a su madre en el restaurante.
Se hicieron las once de la noche y por fin cerraron pudiendo subir arriba y ducharse ambos tranquilamente. Allí se puso el pijama y sentó en el escritorio.
Sa: Dos comentarios de texto de geografía y uno de Historia de Rema. Y examen se Filosofía el jueves... En fin, vamos a ello.
El despertador sonaría, las siete de la mañana y la radio volvería a encenderse dando las noticias del día, nada más allá del tiempo de hoy en unas lluvias parecidas a las del día de ayer y algo sobre las elecciones nacionales y regionales.
Sa: Las Siete ya... he dormido solo cuatro horas...
Sam agarraria su mochila para hacérsela organizando sus libros, secos pero con rastros de haber estado mojados en algún momento con esa mancha tan característica ondulada. Se vistió, puso las deportivas y agarró el paraguas. Como siempre no tenía hambre por la mañana por haber cenado de madrugada las sobras de la cena del restaurante como suele ser carne, pescado, arroz o tortilla mayoritariamente. Bajó las escaleras encontrado a su madre a punto de abrir el restaurante.
Ma: ¿Llevas paraguas?
Sa: Que si mamá, solo que ayer no los encontraba.
Ma: Ten cuidado.
Sa: Vale.
Saldría de allí poniendo rumbo al instituto, sacando de su bolsillo pero con dificultades por el paraguas los auriculares y ponerse su música como todos los días de camino al instituto. Tras diez minutos de caminara llegó de los primeros como era costumbre, sentándose al final de la clase esperando a sus amigos como todos los días.
Poco a poco fueron llegando y pasado el día, en los patios el se dedicaba a estar con los cascos y el teléfono mientras hablaba con sus amigos de vez en cuando. Salió de clases dirigiéndose a su casa nuevamente pero está vez cubierto por el paraguas. Llegó a casa, se cambió, bajo a ayudar a su madre y en determinado momento del día sucedió algo fuera de la rutina. El restaurante era conocido por ser un lugar donde los Semihumanos eran aceptados, así que solía concentrarse allí gran parte de estos siendo relativamente poco frecuente ver humanos en este.
El restaurante era especialmente famoso gracias en parte a Samuel, que estaba al cargo de los postres, bebidas y mesa mientras su madre estaba en la cocina mayoritariamente. Unos cabellos anaranjados se pudieron ver a través del cristal de la puerta dejando a la luz la peor pesadilla de Sam en ese momento. El restaurante se ganó una fama de tener muy buenos postres en especial y solía ir mucha gente joven a la hora de merendar a los gofres, batidos o helados por lo general.
Al parecer Rosa y sus amigas se habían hecho eco de la fama del lugar y por alguna razón habían acabado allí. Darle ánimos a Sam para ir a pedir nota anda.
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DRAFT: The Last Ronin
Random/Español/ VO 【 Nueva Página cada día, menos fines de semana. 】 Lons, una gran ciudad en el Imperio de Rema esta en una posición de crisis debido a la ley que permitió a los Semihumanos convivir con la gente normal dentro de la ciudad. Aunque estos g...