DRAFT: The Last Ronin

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Sam entraría por la puerta de la casa subiendo por las escaleras hasta la casa en si, todo parecía estar en orden, nada fuera de lugar, pero todo cambiaría en el salón de estar y pasillo. Las paredes estaban llenas de agujeros de balas y cortes profundos y grietas por golpes. Sam no podía conceder o pensar si quiera en que estaba pasando, así que directamente fue a su habitación agarrando la katana de su padre para seguridad personal.

Desde el pasillo pudo ver el salón de estar completamente destruido pero no de animó ni a entrar. Ahora que tenía la katana de hoja azul celeste cromada y empuñadura negra decidió desenvainarla y asomarse con suma cautela al salón donde pudo percatarse de que todo estaba completamente destruido y por el suelo. El sofá, la televisión, la mesa, sillas... nada se salvó.

No tenía ni idea de que puso causar tal destrozó hasta que escuchó una voz, un ligero susurro. Al ser un Semihumano de tercera generación lo único que le separaba de un humano sería la presencia de la cola y las orejas pues no contaba con sentidos ni capacidades físicas aumentadas por lo que el volumen no era realmente tan bajo. Parecía venir de la habitación de su madre, donde caminó poco a poco hasta asomarse y visualizar algo que jamás pensó ver en su casa.

Varias personas con traje y sombrero se encontraban allí, el pudo visualizar unos cinco.  Uno de ellos destacaba sobre el resto al ser un ser de sombra alto y fuerte, una raza de personas de piel gris, orejas largas como elfos y cabellos naranjas. Gracias a los videojuegos pudo ver que dos de ellos portaban una Thompson, un fusil utilizado por las mafias por su costo y eficiencia.

Su madre estaba sentada en la cama completamente repleta de sangre y uno de ellos la agarraba de las mejillas mientras parecía hablarle. Esto hizo estallar de ira al Semihumano entrando sin pensar si quiera en la habitación con la espada por delante.

Sa: ¡¡ESTAIS MUERTOS JODER!!

Pudo atravesar a uno que no tuvo tiempo para reaccionar, sacando su espada del pecho de este de una patada, los otros cuatro se giraron sacando dos de ellos el fusil y los  otros dos una 9mm.

Otro corte logró revanar el abdomen de otro de manera horizontal pero en ese mismo momento se escucharon los múltiples balazos en todas direcciones hacia Samuel, cuando lo último que se pudo escuchar por este fue el grito de su madre al verle entrar así con sus últimas fuerzas.

Sam esperaba lo peor pero por alguna razón nada sucedió, el tiempo parecía haberse detenido, cosa que no le dio mucha importancia esquivando las balas que se movían a una velocidad excesivamente lenta comparables a las de un caracol. Tres, cuatro y cinco.

Pareció ocurrir una explosión muy ligera  por cambios de presión ligeros en el aire moviendo todo en la sala. Para su madre lo único que vió, fue como disparaban a su hijo y de un momento a otro todos estaban desplomandose en el suelo simultáneamente.

Nuevamente Sam no le dio importancia a lo sucedido lanzadose sobre su madre, la que puso sus manos sangrientas sobre las mejillas de este manchandolo aunque a ninguno le importó lo más mínimo en aquel momento.

Sa: V-voy a llamar a una a-ambulancia, tu qued-date quita, si?

Dejaría caer su katana al suelo agarrando su móvil del bolsillo con las manos temblando y marcando el número de emergencias rápidamente.

La ambulancia no tardaría mucho en venir junto a la policía.