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Ambos se sentaron a cenar en la mesa de la cocina por fin, pasaba muy pocas veces un día en el que ambos podrían relajarse y conversar sobre sus interesantes vidas.

Ma: Sam, como te a ido el día? Por cierto,  se que te gusta poco hecha pero hoy has ido al límite he.

Sa: ¿Enserio? Bueno, no la puedo hacer más, si no se me quema fijo.

Ma: Esta buena, no te preocupes anda. La haces como el abuelo.

Sa: El abuelo se las comía crudas prácticamente.

Me: Yo recuerdo verlo comiendo patatas crudas.

Sa: Que-

Me: ¿Tienes algún plan para mañana? ¿Alguna chica?

Sa: Si, una no, dos. Voy a quedar con estos para dar una vuelta e ir al centro comercial, supongo. Si es que al final pueden.

Me: Si te arreglaras ese pelo seguro que conseguirías novia enseguida.

Sa: Ahora me quiero centrar en estudiar, las novias y eso me Dan igual.

Ma: Ya ya...

Terminarían de cenar y tras el duro día se encontraba completamente destrozado así que tras ducharse  procedió a echarse sobre la cama y dormirse al instante prácticamente por la fatiga.

El despertador sonaría apagando este rápidamente para no despertar a su madre sin querer, agarró el teléfono y miró la hora, las siete de la mañana.

Sa: Joder tío... Un puto día que tengo para dormir más y las siete.

Sam se pasó 2 horas intentando dormir un poco más terminando solo mirando memes en el teléfono con las persianas bajadas hasta que le entró suficiente hambre como para salir de la habitación e ir al baño.

Ma: Hombre, el bello durmiente. ¿A que hora has quedado?

Sa: Ah, las doce, aún queda.

Ma: ¿Necesitas dinero u algo?

Sa: No gracias, tengo.

Ma: Bueno, yo iré con Ana y Silvia a hacer senderismo, han hecho un mirador a lo alto del monte Lons que se ve toda la ciudad y el mar. Dicen que en los días sin nubes se puede ver a través del mar Enemigon.

Sa: Vale.

Ma: Bien, yo me iré ahora, llévate llaves.

Sa: Que si, ya lo sé.

Su madre se fue con sus amigas, así que tenía un par de horas para jugar por lo menos. Se dirigió a su habitación encediendo el ordenador y sentándose en la silla. Desee ahí pudo ver la espada que le dio su Padre, una katana negra de gran tamaño que el tenía colgada en la pared y soñó sacaba para limpiarla o pintar la habitación.

Tras un rato largo de varias derrotas consecutivas en los videojuegos seleccionados para hoy, Sam decidió vestirse e ir para allá. Habían quedado a las 12:00 en la Parada de Metro del Norte o "Estación del Norte". Era el primero, vestido con su ropa normal del día a día espernado al resto que tenía fama de tardar bastante.

Se pondría sus auriculares para hacer la espera un poco más amena cunado tras un rato, Carlos y Luis llegaron, su amigo de los cabellos negros Rizados y el semihumano felino com gafas

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Se pondría sus auriculares para hacer la espera un poco más amena cunado tras un rato, Carlos y Luis llegaron, su amigo de los cabellos negros Rizados y el semihumano felino com gafas.

Llegaría sobre las 23:30 a la casa, no había hecho nada destacable ese día, más o menos dar vueltas y comer por ahí, lo normal en una quedada de frikis.

La puerta del restaurante estaba abierta así que entraría pues eso solo podría significar que su madre había fregado la entrada, cosa que a esa hora le parecía excesivamente paro por lo que procedió a entrar con cuidado sacando de su abrigo una navaja gris pequeña de a penas cuatro dedos de largo. El restaurante parecía estar bien pero la puerta para subir a la casa también estaba abierta.

DRAFT: The Last RoninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora