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Sam se encontraría sentado en la sala de espera de un hospital con su pierna izquierda inquita por el nerviosismo. Por fin salió un médico desde el pasillo que mencionó en alto el nombre del chico.

Me: Samuel González.

Sam se levantó raudamente rumbo a aquel hombre.

Sa: Si, soy yo...

Me: Lo lamento, pero Mercedes González no a logrado sobrevivir. Hemos hecho todo lo que hemos podido, pero sufrió demasiado daño.

Sa: Entiendo.

Me: ¿Le gustaría pasar a verla?

Sa: No, gracias.

Me: La trasladaremos al tanatorio cuando sea posible, le llamaremos a usted y su agenda de contactos para mantenerles informados.

Sa: Gracias.

Sam comenzó a caminar rumbo a su casa, era una noche tranquila. Se puso sus cascos nuevamente para seguir evadiendose del mundo que le rodeaba y continuar la larga caminata hasta su hogar. Una vez allí todo estaba aún lleno de policías que estaban registrando la escena, al ver aparecer al chico dos de ellos se aercaron inmediatamente a él.

Po1: ¿Samuel González?

Sa: Si.

Po1: Bien, acompáñame a comisaría.

Sa: Bien.

Era obvio que algo iba a pasar, había matado a cinco personas fuera en defensa propia o no, pues la legalidad aquí no va por ahí. Llegaron a comisaría y sentaron al chico en una habitación donde un hombre alto, fuerte y que rondaba los cincuenta años se sentaría frente a el, un Semihumano halcón.

 Llegaron a comisaría y sentaron al chico en una habitación donde un hombre alto, fuerte y que rondaba los cincuenta años se sentaría frente a el, un Semihumano halcón

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De: Buenas, puedes referirte a mi como Detective durante esta conversación,  Samuel González.

Sa: Entiendo.

De: Verás, tenemos cierta curiosidad por lo que contaste sobre lo ocurrido. Hemos examinado la casa en busca de la mencionada katana y no hemos encontrado nada en esta.

Sa: ¿Que?

De: Se te concederá la libertad por homicidio involuntario en defensa propia. Estate tranquilo, esto no manchará tu expediente.

Sa: Ya veo.

De: Oye Zagal.

Sa: Si.

Da: Cuidate.

Sa: Bien.

Más pronto que tarde fué el funeral, Sam no tuvo valor suficiente para ir a ver a su madre al tanatorio por lo que acudió directamente al funeral donde había muy poca gente. Realmente muy poco conocía el de la vida de su madre y su padre, pues su pasado era algo que no solía hablarse. Sólo se presentaron dos personas más a parte de el. Una chica joven de cabello gris y un mechón rojo en su cabello y una cara que le sorprendió ver allí, aquel detective que le interrogó en la comisaría el otro día.

No dirigió a estos dos ni la palabra si quiera, fue un funeral fuera de lo común, sin gente en el, y sin palabras hacia nadie. Todas las palabras se guardaron para si mismos los asistentes al evento, la madre de Sam parecía una persona misteriosa y llena de secretos, pero eso sí, muy reservada con sus asuntos.

Sin si quiera imaginarlo el Detective se acercó a él nada más el trabajo estaba hecho.

De: Sam, a partir de ahora vivirás conmigo.

Aquella chica del mechón rojo y ojos azules parecía mirarle con una vista inexpresiva.

Sa: ¿Que?

De: Aquí no estás seguro, y dudo que tengas capacidad para estudiar y llevar el restaurante. Además, se lo debo a tu madre...

Sa: ¿Que clase de relación tenías tu con ella?

De: Compañeros en tiempos pasados, vamos, no tenemos tiempo que perder. Koi, ir yendo al coche y dale eso, vamos. Yo me quedaré un poco más aquí.

Ko: Si.

Al parecer ese era el nombre de aquella chica, "Koi". Ambos salieron del Cementerio y Sam solo se limitó a seguir a la chica que parecía sacarle un par de años que caminaba a paso ligero hasta un coche negro claramente blindado, usando la llave Koi abrió el maletero del vehículo sacando con cuidado la Katana del padre de Sam de este y lanzándo esta al chico.

Ko: Estoy es tuyo, ¿no?

DRAFT: The Last RoninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora