MARIZZA.-¿Te quedas a comer Manuel?.-Preguntó Mia con una estupida sonrisa.
Después de la pijamada, Tamara y Romina se quedaron a dormir y se fueron re temprano. Después me quede con Mia un rato y platicamos sobre la pijamada y la incómoda pelea de mis amigos. Manuel había llegado hace rato por unas cosas que tenía que hablar con Franco.
-No sé si sea buena idea.-Dijo Manuel dudando.
-Quédate, igual no falta mucho para que empiece la mejor joda de la vida.-Dije recargándome en su hombro.- No me podés dejar sola con esta hueca.-Le susurré y él rió.
-Bueno, si no molesto...
-¡Para nada! Vos no molestas.-Habló mi mamá.- Voy a ver si la comida ya está lista...
-¡No!.-Grite y todos me miraron confundidos.- Vos te vas.
-¿Pero, que decís mi ciela? ¿A donde me voy?
-No sé mamá, pero ni creas que vas a estar acá de chusma con mis amigos.-Tome su bolsa y se la lance.- Dale, ve con Franco a comer fuera. Nosotros tenemos una fiesta que hacer y ustedes solo estorban.
-No le hables así a tu madre, Marizza.-Me reto Franco entrando al estar y yo rodé los ojos.
¿Y a este quien puta lo llamó?
-Bueno ya, está bien.-Dijo mi vieja.- Nosotros nos vamos, pero ustedes tienen que prometer que no harán ningún desastre.
-No te preocupes Sonia, yo las estaré vigilando.-Dijo Manuel.
-Gracias Manuelito, confiamos en vos eh.
-¿En el si confías pero en tu propia hija no?.-Me hice la enojada.- Sos una...
-¡Marizza! Baja el tono con tu mamá o no habrá tal fiesta.-Dijo Franco.
-¿Vos quien sos para decirme que hacer? ¡Desde siempre me llevo así con mi mamá!-Dije re molesta.
-¡YA NO MÁS! DISCÚLPATE AHORA MISMO.-Me miro esperando a que le hiciera caso. Pero obviamente no iba a dejar que me dijera que hacer. Abrí la puerta principal y me hice a un lado.
-No regresen temprano.-Dije re tranquila y Franco solo soltó una carcajada.
-Marizza, ¿no podés pedir una simple disculpa?.-Me susurró Mia.
-No, vos discúlpate por nacer.-Le dije a la defensiva.
-¡¿que decís?! Daddy, ¿escuchaste lo que me dijo? ¡VOS SABÉS LO DIFÍCIL QUE ES SER...
-¡CÁLLENSE LAS DOS!.-Gritó Franco.
-¡SOS UNA CAGONA!.-Le grite a Mia recibiendo un almohadazos de su parte.
-¡NO HABLEN ASÍ!.-Intervino mi vieja.
-¡SOS RE GRASA NENA!, ¡¿ALGUIEN TE LO HABÍA DICHO?!.-Dijo antes de recibir un almohadazo de mi parte.
-¡SI, UNA BOLUDA QUE TENGO EN FREN...
-¡BASTA!.-Gritó Manuel y los cuatro nos quedamos en silencio.- No vale la pena pelear. A ver, hablen como personas civilizadas. Uno a la vez.
-Un pendejito como vos no va a venir a decirme que hacer en mi propia casa.-Lo ataco Franco y yo lo miré sin poder creerlo. ¿Dijo pendejito?
-¡MANUEL TIENE RAZÓN!.-Lo defendió Mia.
-Lo que me faltaba.-Franco soltó un bufido.- Te estás comportando como una pendejita vos también.
-¡AHH NO, A MI MIITA DE MI CORAZÓN NO LE VAS A DECIR PENDEJITA!