Capítulo VI

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—Por favor, siéntase como en casa.—dijo Mono haciendo pasar al alcalde Juan. El hombre posó su abrigo en el perchero.

—Que limpio...—miró el lugar reluciente.—Six limpia muy bien.

—Jeje, Six no fue, fui yo.—Mono caminó hacia la cocina para sacar la carne del horno.—Siéntate dónde desees.

El hombre se sentó en el sillón, delante de la televisión donde daban un programa. Six entró por la puerta de atrás y saludó al alcalde, quien rápidamente se levantó para estrechar la mano de Six, acariciándola, este gesto solo hizo que Six se sintiera incómoda. Soltó su mano y fue a la cocina para hablar con Mono, mientras que el hombre volvía a sentarse. Six le susurró a Mono lo que Regina le había dicho, la reacción de Mono fue de horror y sorpresa.

—Nos encargaremos de él luego de este.—le susurró.—¡La cena está lista!¡A la mesa!

Six se fue a sentar en la mesa, el alcalde también. Mono servía la carne y el arroz en el plato y luego los fue a dejar a la mesa. Este gesto hizo que el alcalde arquease la ceja. Mono fue a la cocina por su plato y luego se sentó. En la mesa, estaba Six a la derecha del alcalde y Mono a su izquierda.

—Provecho.

Todos comenzaron a comer.

—Six, te quedó muy deliciosa la comida.—dijo el Alcalde dirigiéndose a Six.

—Yo no cociné.—dijo Six metiendo un trozo de carne en su boca.

—¿A no?

—Fui yo.—Mono sonrió tímidamente.—Me gusta cocinar.

—Pero Mono, ese es el trabajo de la mujer.—dijo el alcalde riéndose.—Ella debe de hacer su trabajo en casa.

Mono solo le sonrió al hombre y masticó su carne.

—Six, me imagino que tu hermano ya te lo dijo, yo seré tu esposo.—dijo mirando atentamente a Six, esperando una reacción de su parte, pero no hubo ninguna.—Así que, cuando nos casemos, deberás de servirme en casa como una buena esposa.

—Si...—el tono de Six fue muy frío, demasiado.

—¡Diablos Mono, esta carne está deliciosa!— el hombre cortó un pedazo y se lo echó a la boca hambriento.—Me imagino que Six sabe cocinar.

—Por supuesto.—le dice Mono tomando un sorbo de agua.

—¿Qué carne es?

En ese momento Mono levantó la vista mirando a Six, ella hizo lo mismo y ambos sonrieron.

—Una de muy buena calidad.—Mono se levantó, fue a la cocina y volvió a la mesa con una gran bandeja con una campana llamada cubreplatos de metal, la posó sobre la mesa.—Aquí hay más si lo desea.

El hombre estaba atento ante cada movimiento del joven. Mono sacó el cubreplatos dejando a la vista la rica carne que estaba gozando hace unos segundos. Sin embargo, su rostro se horrorizó por completo.

—¿Va a querer más?—le preguntó Mono sonriéndole maliciosamente. La figura redonda tenía ojos, nariz, boca, dientes, lengua, orejas y cabello. Su piel estaba pálida y manchada de puntos rojos. Pero la figura no estaba completa, estaba abierta y se podía ver el hueso, y dentro se podía ver el hemisferio izquierdo, el derecho no estaba. Aquella carne estaba constituida por una masa de tejidos nerviosos cuya función era cognitiva dentro del cuerpo humano.—No sea tímido.

El hombre reaccionó y trató de levantarse, pero un filoso metal en su cuello le impidió moverse.

—Quieto.—Six estaba detrás de él amenazando con un cuchillo.—Come.

La Caja Musical (Monix).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora