* Les pido que escuchen la canción mientras leen está primera parte. Es muy esencial que lo hagan *
Nadie nos advirtió que extrañar es el costo que tienen los buenos momentos. — Mario Beneditti.
Siento una ya familiar punzada latente en mi cabeza que me molesta tanto. Giro mi cuerpo para acomodarme mejor y ver si asi se calma el dolor pero ahora no solo la punzada me molesta, ahora es la potente luz del sol.
De mala gana intento abrir los ojos y cuando lo hago, el dolor de cabeza es aún más fuerte.Cuando me incorporo caen botellas de vidrio que reposaban sobre mi pecho. Sentado en el suelo, busco con la mirada algún resto de alcohol en ellas, lo necesito para alivianar el dolor de cabeza pero no encuentro nada. Las botellas están vacías.
Los ojos los siento hincados desde hace meses. Y creo que ya es algo que se está haciendo normal.A mi derecha está tirado un portaretratos que guarda la foto de la chica mas hermosa que llegó a mi vida y misma vida se encargó de arrebatarmela.
Corro a recogerlo del suelo. Supongo que mientras dormía, lo tiré por accidente de mi pecho.
Desde hace meses que no lo suelto ni por error. Y por las noches suelo abrazarlo fuerte contra mi pecho susurrando su nombre...Jules...
Parece que el alcohol sigue en mi sistema porque me tambaleó al intentar subir las escaleras.
Nuestra habitación está intacta. Tal cual la dejó ella el día que se fue. Solo que ahora el polvo la adorna y la cama está desecha.El perfume que ella solia usar sigue en su tocador. Algunas veces suelo echarlo porque asi la siento más cerca.
Tristemente su aroma se va perdiendo con el tiempo. Y daría lo que fuera porque siempre estuviera impregnado en el ambiente, en mi ropa o en la cama.
La cual lleva meses sin tenderse. En las noches más frías vengo aquí para acostarme y abrazar tan fuerte su almohada imaginando que es a ella a quien abrazo fuerte y susurro cuanto la necesito, cuánto la amo y cuanta falta hace en mi ahora miserable vida.Parado, ahí, en medio de la habitación viendo los recuerdos que guarda cada rincón, logró ver mi reflejo en el espejo que está cerca de la ventana. Donde Jules solía mirarse mientras se arreglaba y a la vez admirar el paisaje que se presentase afuera. Un amanecer, un atardecer o días nublados donde la lluvia golpeaba fuertemente la ventana y yo la interrumpía poniéndome detrás de ella para besarle el cuello, los hombros o las rosadas mejillas.
El hombre que se refleja ahora es un completo desconocido. Ese no era yo y lo sabía porque ahora tenía unas enormes ojeras bajo mis ojos a causa del insomnio. El rostro mas delgado y sin color.
La barba me había vuelto a crecer de manera desaliñada que me hacia parecer un vagabundo.Los ojos rojos e hinchados y mi cuerpo estaba más delgado. Claramente por la falta de buena alimentación.
Los primeros días deje de comer y solo vivía tomando botellas de vodka o cualquier bebida que tuviera a la mano. Después, mi estómago estaba harto de eso que me pidió comida.
Comenzé a vivir ahora de whisky, pizza y hamburguesas. Algo rapido. Pero después mi madre y mi hermana comenzaron a dejar comida afuera de mi puerta.
Escuchaba sus regaños y sus súplicas por que las dejara entrar y cuando se cansaban de mis gritos o de que simplemente las ignorara, se iban y era ahi cuando aprovechaba para tomar la comida.
Se dieron cuenta que la recibí porque seguirton dejando guisos cada día. Hasta la fecha.
Mis ojos se posan en mi mesita de noche y camino hacia ella donde están los resultados de los estudios de fertilidad que Jules ya no alcanzo a conocer. Y de solo pensar que los dos estuvimos tan cerca de alcanzar nuestro sueño me inundan las lágrimas y el llanto vuelve.
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Cartas a Jules Davies
FanfictionLa muerte siempre será un suceso del cuál jamás te repones. No sabes a dónde tienes que ir, que camino tomar. Yo no sabía que hacer ahora que ella se había marchado de mi lado. Esta es la historia de lo que pasó después de Jules Davies.