Cartas a Jules Davies

El Adiós

"No tuvieron un final feliz pero sonrieron todas las horas que pasaron juntos, solo por eso, valió la pena" .

- Mario Benedetti

Había escuchado a muchas personas decir que nadie en este mundo es eterno. Que no importan las riquezas que poseas por que la riqueza mas importante es la riqueza de tener una familia.
Tuve dos familias. Cada una me enseñó cosas que no imaginé podría sentir.

La primera me enseñó lo bonito que podía llegar a ser el amor y lo frágil que también podría ser si se fracturaba una mínima parte.
La mitad de mi vida estuve perdida a causa de la ruptura de ese amor.
No sabía cuan perdida estaba en la oscuridad hasta que un destello de luz llegó a mi vida.

Una luz tan brillante que no se en que momento me hizo seguirla para poder sacarme de esa oscuridad.

Entonces llegó él. Un ser que llenó todos los vacíos que había en mi corazón. Que sin pedir nada a cambio, me hizo sentir querida.
Me curó el alma tratándome con tanta fragilidad.

Juan Pablo llegó acompañado de personas que serían mi nueva familia. Esa que tu eliges para la toda la vida.

El dia que partí me costó tanto tener que dejar todo lo que había empezado a construir. Mi vida parecía que por fin iba a marchar bien, pero que irónico suele ser el destino; cuando traté de terminar con mi vida misma, el destino me aferró tanto a quedarme.
Y cuando yo traté de hacerlo, simplemente me dio una lección negándome el quedarme mas tiempo.

No tengo nada que culpar.
Cabe decir que estoy bien aqui. Estoy con papá a mi lado en donde tenemos charlas con tiempo indefinido. Soy tan feliz aquí como lo fuí en mis últimos momentos.

A veces la vida es así. Tenemos que adaptarnos a lo que nos toca vivir. Tenemos que afrontar el golpe tan fuerte que no esperábamos que nos llegará.
Tenemos que dejar ir y seguir por más que nos duela el alma y agradecer los buenos momentos.

Alguna vez escuché citar a alguien sobre que las personas que nos abandonan no se olvidan jamás por qué se recuerdan con eso precisamente, con recuerdos.
Y se que mis amigos y el amor de vida me recordarán con mi mejor versión por qué solo a ellos les entregué lo mejor de mi persona.

Tarde aprendí que el perdón es una buena manera de comenzar a sanar. Que de nada sirve envenenar el alma con odio y rencor por que eso solo te pudre por dentro.
Mi madre pudo ser la persona que mas me lastimó pero cuando la acepté de nuevo en mi vida, me sentí en paz conmigo misma.

Día tras día miraba a mis personas favoritas sufrir mi ausencia y lo único que podía hacer era abrazarlos sin que ellos pudieran sentirme o verme físicamente.
Es por ello que un día le susurré a Mica la idea de escribirme cartas y funcionó no solo con ella, sino con el resto.

Juan Pablo fue él más difícil. No podía irme sabiendo que él mismo se estaba matando. No quería que pasara lo mismo que pasé yo sola, así que me quedé con él cada día y cada noche mientras lloraba susurrando mi nombre.

Lloré a su lado pidiéndole que me soltara. Que dejará de lastimarse y culparse por algo que no fue culpa suya.

Besaba sus labios cuando el sueño lo vencía y me quedaba junto a él durante cada una de sus tormentas.
Y cuando por fin decidió soltarme no puede estar mas feliz porque no solo estaba empezando a salir del agujero en el que mi partida lo habia metido. Sino que por fin había tomado valor para comenzar a vivir por los dos, como me lo dijo aquella vez que fue a decirme adiós frente a mi tumba.

Escuché cada una de sus palabras y lloré una última vez junto a él.
Lo abracé fuerte para que se diera valor y lo besé por última vez cuando por fin supe que era hora de irme.

De vez en cuando solía visitarlos a todos y nada me llenaba mas que ver como Mica e Isaza miraban crecer a la pequeña Jane que portaba mi collar esmeralda que Juan Pablo le había dado en señal de que yo siempre estaría con ella.

Nada me llenaba mas que ver a Nath y Simón viajando juntos por el mundo como la pareja mas aventurera.

Nada me llenaba mas que ver a Martín encontrar el amor en un viaje.

Nada me llenaba mas que ver a mi madre ser feliz y recordarme con cariño junto a Jerry y amando a Jane como su nieta.

Y nada me llenaba más que ver al amor de mi vida convertirse en padre y ser la persona más feliz por que después de pasar mi tormenta encontró su calma.

Lo veía de vez en cuando derramar algunas lágrimas cuando me visitaba pero las retiraba rápidamente cuando su pequeña le preguntaba el por que de su llanto y entonces la madre le respondía que era por que su padre extrañaba a alguien especial.

Yo no hacía mas que sonreír y agradecerle por cuidar bien de él.

Entonces me sentí tan dichosa y llena de felicidad el saber que la herida que había dejado en cada persona que me amó había sanado por fin.

Esta es mi historia.

La historia de una chica que tenia el corazón tan roto que pensaba que estaba muerta en vida hasta que un día llegó un chico que la revivió de todas maneras posibles.

Mi nombre es Jules Davies Lee y fuí la prueba de que el amor a primera vista si existe por que asi encontré mi vida. La vida que siempre quise y soñé.

Disfruta, vive y vuelve a enamorarte que la vida solo se vive una vez

FIN