CAPÍTULO 4

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-Cariño, no puedes seguir así - Juliana se sentó en el sofá junto a su hermana -Han pasado cinco días.

-Y ni siquiera ha llamado - Calle volvió a limpiar las lagrimas que caían por sus mejillas -Ni para preguntar por los niños.

-Y tu sigues aquí -Suspiro -Sentada ante el teléfono esperando que lo haga. Llevas tres días sin ir a trabajar, se que te han dado permiso. Pero tienes que volver a tu vida.

-¿Qué vida? -Y volvió a llorar -Yo no tengo vida

-Tienes a tus hijos -Ella la miro con tristeza -Tus tres hijos, que necesitan a su madre.

-Y a su padre -sonó su nariz -Pero a el no parece importarle una mierda.

Y entonces el teléfono sonó, ambas se quedaron mirándolo paralizadas. Hasta que Calle lo tomo rápidamente y contesto.

-¿si? -Trato de no seguir llorando

- Calle, tenemos que hablar - Sebas hablo serio al otro lado -Supongo que estas en casa de tu hermana.

Si-Ella hablo con apenas voz

-Nos vemos en el parque que hay junto a su casa, en ¿quince minutos? -El hablaba seguro.

-Vale -Y respondió sin siquiera pensarlo. Siguió con el teléfono pegado a la oreja, pero ya solo se escuchaba el pitido de la línea. Ni siquiera pregunto por los niños, ni por ella. Nada.

No le importo como iba vestida, con unas mayas la camiseta y un jersey, tampoco como estaba su pelo. Le dijo a su hermana que iría a hablar con el y tomo las llaves del apartamento y salió corriendo de allí.

Cuando llego al parque miro a su alrededor con tristeza y ansiedad. Y estuvo esperando, de pie, parada en el centro de todo esperando. Y le vio, caminaba con tranquilidad hacia ella y llevaba al perro ¿El perro?.

-Hola - Sebas se paro a unos pasos.

-Hola -Ella miro al perro y frunció el ceño -¿Ramón? -El animal meneo el rabo y se acerco a ella.

-Ten -rápidamente el le dio la correa -Eras tu quien quería un perro.

Aquella frase le cayo como un balde de agua fría. ¿Qué significaba eso? ¿Qué pretendía?.

-¿Qué? - Calle miro la correa en su mano.

-Si necesitas algo de la casa solo tienes que llamar a mi oficina, mandare que te traigan lo que quieras de allí -el la miro a los ojos -Mis abogados se pondrán en contacto contigo, de momento pagare una generosa pensión y me hare cargo de los gastos de los colegios. Tengo la obligación de pasar con ellos dos fines de semanas al mes, empezare por este fin de semana.

-¿Obligación? -No entendía nada -¿Abogados? ¿De que estas hablando?.

-Del divorcio, Calle -El respondió tranquilamente.

-Del divorcio -Lo repitió como si no lo creyera -¿Así termina todo?

-¿Qué quieres? -El frunció el ceño -Ambos sabíamos que no estaba funcionando

-¿Ambos? ¡¿Ambos?! -Y las lagrimas se agolparon en sus ojos -¡Yo no sabia nada! ¡Ni siquiera me daba cuenta que tu secretaria se encarga de trabajos manuales a parte de su labor en la empresa!

-Quieres bajar la voz -miro a todos lados -Esto es lo mejor.

-¿Lo mejor para quien? ¿Para ti? ¿Para que puedas seguir revolcándote con esa guarra cuando te de la gana? -sintió que le faltaba el aire -¿Para que tus hijos no te estorben?

-Ya te he dicho que me llevare a los niños dos fines de semanas -Apretó la mandíbula.

-¡Dos fines de semanas! ¡Has hablado de obligación! -y finalmente las lagrimas salieron de sus ojos -¡Son tus hijos! ¡Necesitan a su padre! ¡Un padre que juegue con ellos! ¡Que este a su lado! ¡No solo Dos fines de semana!.

UNA NOVIA PARA MAMÁ (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora