CAPÍTULO 7

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-Me va a explotar la cabeza – Juliana suspiro bebiendo un poco de agua.

-Te pasaste con la bebida – Calle sonrió divertida.

-Por dios Calle dile a tu perro que me deje tranquila – Valeria se incorporo en el sofá en que dormia.

-Callense – Luci gruño molesta.

-Hay que sacarlo – Calle hizo señas al perro y este corrió hacia ella –Tengo que cambiarme.

-Ve asi – Juliana la miro de arriba abajo –Mi pantalón no te queda mal.

-¿Asi? –Ella fruncio el ceño –Me lo puse para dormir porque manchaste mi pijama.

-Es un pantalón corto, no pasa nada –ella rodo los ojos –Ademas tienes unas piernas bonitas, no pasa nada por mostrarlas.

-Esta bien –asintio con desgana. Tampoco le apetecía cambiarse ahora y tan solo seria unos minutos mientras sacaba al perro por el muelle. Agarro la correa y se la puso –Ven Ramón, vamos a dar un paseo.

Y salió a la calle, por imposible que pareciera, nada incomoda con su look, un short vaquero, una camiseta de mangas cortas de color amarillo y el pelo apenas recogido hacia atrás con una pinza. Decidió salir de la calle y acercarse a la zona del puerto, para pasear por los pequeños jardines que habían frente al agua y asi poder disfrutar del sol.

A esas horas de la mañana ya había bastante gente, paseando, corriendo, disfrutando del buen dia.

Lo que mas le apetecía era relajarse mientras el sol bañaba su piel, pero Ramón no se lo estaba poniendo nada fácil.

-Para Ramón –Tropezó mientras trataba de lograr que el perro disminuyera su velocidad de caminar.

Si alguien le hubiera preguntado hace una semana si se veía con esas pintas paseando al perro por el puerto mientras trataba de mantener el equilibrio para no caerse, cosa que le estaba siendo bastante difícil, diría que era imposible. Y ahí estaba, más bien siendo ella la que era sacada por el perro.

-¡Ramón! –Grito molesta tratando de frenar -¡Para!.

En ese momento paso junto a ella una chica corriendo y el perro parecio tomárselo como un juego. Inmediatamente salio corriendo, arrastrando a su dueña tras el.

-¡No! ¡Ramón para! ¡Para! – Calle gritaba asustada mientras se veía llevada por el perro a través de todo el jardín. Y de repente levanto el rostro y vio a otra mujer de espaldas a ella, justo parada en mitad del camino. -¡No! ¡Cuidado!.

La mujer se giro y se encuentra con aquella gran sonrisa que ya conocía, aunque esa sonrisa desaparecio cuando ella miro su rostro asustado y se chocaron. Calle  se dio de pleno con el pecho de aquella mujer y juntas cayeron al suelo del jardín, soltó la correa del perro y este giro la cabeza hacia atrás y al verla acostada se sentó ante ellas.

-Dios – Calle suspiro aliviada de no haberse roto nada, entonces sintió una mano en su cintura. Levanto el rostro y vio aquellos ojos verdes olivas que la observaban divertidos –Perdón

-Hola –y ella volvió a sonreír.

-Disculpa, el perro, yo, no pude controlarlo –se levanto rápidamente sacudiéndose la ropa y la miro preocupada -¿Estas bien?.

-Eso creo –Ella se incorporo y sacudió la cabeza haciendo que las bridnas de hierva que había en su pelo cayeran, entonces frunció el ceño y levanto la mano que tenia apoyada en el césped –Uagh.

-Oh – Calle encogio el rostro con un gesto de asco

-¿Se supone que esto trae suerte? –Ella se levanto manteniendo la mano alejada, que estaba manchada de mierda de perro –La gente es guarra, ¿No podrían recoger los pastelitos?.

UNA NOVIA PARA MAMÁ (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora