Uno

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Después de muchos años de egreso de la universidad, decidí estudiar nuevamente; el hecho de ser adulta y empezar de nuevo ya era de por sí algo aterrador, nuevas caras, todas con mucho menos años, una generación totalmente diferente; muchas dudas me llenaron cuando llegué al examen de selección. Nunca dudé de si quedaría o no, porque no me considero baja en conocimientos o experiencia, pero creo que nada en esta vida me pudo haber
preparado para lo que voy a contar a continuación.

Esa mañana desperté como todos los días, era vísperas de día de muertos, mi fecha predilecta, aunque aún no era ese día, todo a mi alrededor anunciaba la fecha y eso me hacía muy feliz; después de todo el “ritual” para poder salir de casa, llegué a donde siempre tomo el transporte para viajar a Jalpa de Méndez, Tabasco; había omitido decir que yo vivo en la ciudad de Villahermosa y siempre me traslado hasta la División Académica Multidisciplinaria de Jalpa de la UJAT, noté el aire un poco denso y mi mente me seducía para no ir ese día, deliberando entre mi cansancio y las clases de química general e introducción a las ciencias genómicas, tomé la decisión de no faltar ya que un día perdido de clases es como quedar a la deriva en medio del mar, no sabes nada ni entiendes nada y yo, una mujer en mis treinta con experiencia de la vida académica y profesional, con diagnóstico de EPT leve y ansiedad moderada, propias de la edad, no podía permitirme perder el control de mi vida, la simple idea de no estar en control de una situación ya me hacía un hueco en
el estómago, así que si cansada o no, iría a la escuela aún en contra de mi propio instinto de supervivencia.

El recorrido dura cuarenta y cinco minutos, trayecto que disfruto durante las mañanas pues el sol matutino regala una vista increíble a todas las áreas verdes y cuerpos de agua que se encuentran de camino a la DAMJM, ver el reflejo de la luz solar en la superficie acuática me hace recordar pequeños brillantes tintineantes que se reflejan directamente sobre los cayucos y los pescadores de la zona, esto mismo me provee de una interesante sensación de calma, la naturaleza me gusta y me relaja y por eso es que no manejo yo misma hasta la división.

El clima era particularmente nebuloso, hasta el propio chófer manejaba con determinada precaución, las carreteras se veían grises hacia el horizonte y, de hecho, no podía apreciarse lo suficiente hacia el frente o hacía atrás, era peligroso tal como entrar a una habitación a oscuras de la cual probablemente sepas la ubicación de cada cosa dentro se ella pero que, aun así, nunca podrías estar completamente seguro de que no golpearás con algo. El recorrido de tres cuartos de hora se prolongó hasta poco más de una hora con quince minutos ya comenzaba a creer que esta era una forma en la que lo que sea que gobierne el universo me advertía que una falta no valía tanto como mi propia seguridad, en ese momento subí el volumen a la música que escuchaba, quería aislar mi mente de todos los pensamientos intrusivos que comenzaban a gestarse en mi inconsciente; según mi psicóloga el colocar música completamente opuesta a los pensamientos negativos haría que mi cerebro redireccionase mis ideas hacía algo más feliz y liberase serotonina que cambiaría mi estado de ánimo; una salsa bien alegre en contra de la sensación de inseguridad tenían un debate muy formal en mi mente en aquél momento. Finalmente, mi preocupación se terminó cuando divisé la parada de la DAM Jalpa y salí del transporte con normalidad.

Animabus Purgatorii Donde viven las historias. Descúbrelo ahora