Tu corazón fue lo que me acabó de enamorar

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La tarde en que Amity esperaba a Azura era cálida y brillante. Willow había tomado libre el fin de semana para estar al cuidado de Hunter y del bebé, así que Amity tenía la casa para ella sola. Había escogido la alcoba azul claro para Azura. Los muebles eran de madera de pino, y la cama tenía una enorme y mullida colcha a cuadros azules y blancos. Amity revisó la habitación. Luego encendió el sistema de sonido y dos luces en el cuarto, sólo para darle esa sensación de bienvenida.

A las dos y media, un ford bronco rojo se detuvo en la entrada y Azura bajó. Amity abrió de un tirón la puerta del frente.

—¡Azura! ¡Ya estás aquí!

Azura se lanzó a los brazos acogedores de la otra omega, y después de unos minutos, Amity le preguntó:

—¿De dónde sacaste el bronco?

—Mami me lo compró como regalo de graduación. ¿Puedes tú creer semejante cosa?

—Es muy hermoso. Vamos, te mostraré el lugar; luego bajaremos tus cosas y las llevaremos a tu habitación.

En cuanto vio la sala, Azura se detuvo y exclamó arrastrando las palabras con su mejor acento pueblerino:

—¡Oh, Amy! Nunca había visto nada tan hermoso en toda mi vida. ¿Vives aquí?

—Así es.

Azura siguió a Amity hasta el comedor, cuyo techo formaba el balcón del segundo piso que quedaba sobre la sala. Enseguida fueron a la cocina y salieron por las puertas más refinadas que Azura había visto jamás y llegaron hasta el porche cubierto, desde donde podían ver el área de la piscina, que estaba abajo. Luego Amity le mostró su estudio, regresaron al frente de la casa y subieron por la escalera curva a la planta alta.

Ante la puerta abierta de su propia alcoba, Azura se detuvo y le preguntó:

—¿Quieres decir que me quedaré aquí?

—Es tu habitación. Y ése es tu baño.

—¿Mi propio baño? —Azura entró como si se tratara de un santuario y se detuvo en la puerta, atisbando en dirección a la bañera de mármol y el largo tocador—. Quisiera que mamá pudiera ver esto —dijo—. No lo creería —regresó a la habitación y se puso a revisar los controles que estaban en la pared, a un lado de la cama—. ¿Qué es todo esto?

—Un sistema de sonido —la voz suave de una cantante flotaba suavemente desde la bocina.

—¿Por qué no tocas tu última grabación?

—Puedo ponerla cuando quiera.

—Bueno, hazlo —mientras bajaban la escalera, Azura dijo—: Oye Amy, me encantó tu nuevo álbum. Y a mamá también. Muchas gracias por enviármelo.

Amity colocó la cinta y Azura ordenó:

—Sube el volumen.

Cantaron juntas cuando llevaron las cosas de Azura a la planta alta y mientras colgaban la ropa en el clóset. La cinta se acabó y Azura gritó:

—¡Ponla de nuevo! ¡Me encanta!

Amity estaba en la cocina, sacando unas enchiladas de pollo que Willow le había dejado en el refrigerador. Azura entró y dijo:

—¿En qué te ayudo?

—Prepara un poco de agua dulce.

El sistema de sonido llegaba también a la cocina, así que cantaron juntas mientras preparaban la comida y se sentaban a comer.

La gran idea se le ocurrió a Amity cuando todavía le faltaba terminar de comerse media enchilada: Azura se sabía, palabra por palabra, cada una de las canciones de la cinta. Se olvidó de la enchilada y fijó la vista en Azura.

NO LO VI VENIR -LUMITY ADAPTACIÓN - OMEGAVERSE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora