Oh por dios...
Mason seguía mirándome. Tenía las pupilas dilatadas y la camiseta arrugada, el pelo desordenado y restos de mi gloss relativamente visible, en la comisura de sus labios. ¿Que acababa de hacer?
Besarlo tonta
Las palabras de mi conciencia me habían devuelto a la realidad. No, esto era imposible. No podía estar pasando... ¡No conmigo! No. No. No. ¡No! El chico que hace unos segundos me había atrevido a besar no era ni más ni menos que ¡El novio de mi mejor amiga! Desvié la mirada hacia un punto de la habitación donde no podía verlo, un punto en el que concentrarse y recapitular todos los acontecimientos de las últimas horas. Esta mañana durante el descanso entre clase y clase, Mason y yo habíamos acordado quedar para acabar el proyecto de química que tanto nos había costado elaborar. Me ofrecí para presentar mi casa como candidata a lugar de quedada y él aceptó sin remordimientos. Más tarde, a la hora de comer, le conté a Arya el plan y después de pensárselo muy bien, aceptó a regañadientes. Sentí un escalofrío al pensar en mi mejor amiga. Le prometí que solo nos íbamos a enfocar en el proyecto y que más tarde la llamaría para contarle la quedada con todos los detalles. En fin, una cosa llegó a la otra y acabamos teniendo un descanso de media hora hablando sobre películas románticas que nos gustaban, un gusto que teníamos en común por cierto y por eso deberíamos casarnos.
Tener cinco hijos, un perro, dos gatos, un hámster y que Arya sea la madrina por supuesto...
Gracias conciencia por ser siempre un balde de agua fría cuando se me va la olla. En algún momento dado, sentí el impulso de acercarme a él poco a poco y hundir mis labios en los suyos. Lo que me dejó desconcertada fue que no opuso resistencia y que me correspondió al beso sin pensárselo dos veces. Finalmente, me armé de valor y dirigí la mirada a sus ojos, destructores y profundos, barnizados de largas pestañas y una mirada que dejaba embobada a cualquiera. Él no había dejado de mirarme y confirme mis sospechas cuando nuestras miradas se cruzaron y sentí un calor en el pecho.
- Lo siento mucho de verdad... - me disculpé nada más fijar la mirada en él.
- No te disculpes Ly, no es tu culpa - me tranquilizó. ¿Cómo podía estar tan tranquilo? ¿Se había inyectado un calmante mientras no lo miraba? - Lo quería tanto como tú - Si antes mi respiración era entrecortada e inestable, ahora era nula.
- Igualmente lo... - insistí en el primer atisbo de aire que se filtró por mi boca hasta mis pulmones.
- Te dije que no te disculparás Emilie - me interrumpió. Me dio igual que me hubiera interrumpido (aunque fuera una de las cosas que más odio de una persona), me importó más el nombre que utilizó antes para referirse a mí. ¿Ly? ¿De dónde chucha había sacado ese apodo? Y lo más importante: ¿Por qué había dejado de llamarme Ly? Nadie lo había hecho nunca y escucharlo en su boca hizo que cien mil mariposas revolotearan en mí estómago, cada una a un lugar diferente - ¿Me estás escuchando? - su voz me recordó que aún estaba delante mío, hablándome y que al parecer diciéndome algo importante que no había llegado a entender porque estaba sumisa en mis pensamientos.
- Sí, claro. ¿Qué estabas diciendo?
- No importa, creo que debería irme. Acabaré el proyecto en mi casa - sentenció. Me limité a asentir con la cabeza y observar como recogía todas las hojas esparcidas por el escritorio. Cuando estaba a punto de girar el pomo de la puerta de mi habitación y salir rumbo a la puerta principal, sentí el impulso de preguntarle una última cosa antes de verlo marchar.
- Antes dijiste que lo querías tanto como yo - murmuré. Aunque mis palabras habían sonado como un suave susurro, fueron suficientes para hacerlo detener.
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Pillada de ti
Romance¿Qué se hace cuando te enamoras del novio de tu mejor amiga? ¿Cómo puede reaccionar él cuando lo besas en tu habitación? ¿Estarías dispuesta para dar todo por amor? Descubre como se desencadena esta historia de amor juvenil, en donde Emilie se ve...