Pillar a la mujer que quiero besando a mi hermano, no es lo que imaginé sobre mi tarde deportiva. Parpadeé un par de veces para saber si estaba teniendo alucinaciones o de verdad había visto a Emilie con Ethan. Veo como ella le dice algo que no logró descifrar, para después alejarse con una sonrisa pícara. Él gira la cabeza para mirarla alejarse y por favor, que mis ojos no vean hacia dónde está mirando, porque como no esté mirando su ideal y redondo culo... Cuando Emilie hace la esquina y ya no se la puede ver más, él empieza a caminar en mi dirección. Cada vez se va acercando más a mí sin darse cuenta, porque, obviamente, estoy disimuladamente escondido detrás de un árbol al borde de la carretera. Desde aquí puedo ver mejor su cara y juro que no me esperaba ver lo que vi en su expresión. No estaba sonrojado, no parecía estar feliz y mucho menos sorprendido, al contrario, estaba tenso, enfadado, decepcionado, no sé bien bien como describir tal expresión, ¿quizás irritado? El hecho es, que Ethan transparentaba emociones negativas y no entiendo porque. Al verlo pasar a mí lado sin darse cuenta de mi presencia, no logro contener mis ganas y salgo de mi disimulado y poco rebuscado escondite.
- ¿Qué pasa entre tú y Emilie? - es lo primero que salió por mi boca, aunque me hubiera gustado interrogarlo en un lugar menos público.
- Vaya, el novio celoso ya está aquí para interrogarme - pone los ojos en blanco y yo me limito a mirarlo fijamente para hacerlo ver que no estoy de broma.
- Sabes perfectamente que ella no es mi novia, Ethan - bufo.
- ¿Entonces por qué actúas como tal? - suspira mientras me dedica una de sus sonrisas más irritantes. Su pregunta me deja dubitativo. Emilie ni siquiera es mi novia y actuo como un novio celoso apunto de darle una buena hostia al amante. ¿Estoy haciendo lo correcto? En realidad se podría decir que sí, por lo que yo sepa, Jason y Emilie siguen siendo pareja, y por lo que he visto, no es una pareja muy confiable.
- Puedo hacer y decirte lo que quiera, sobre todo cuando estás participando en una infidelidad - digo sin más.
- ¿A qué me recuerda? Tú...
- ¡No desvíes el tema! - lo corto mientras elevo mi voz - Estamos hablando de ti ahora mismo.
- ¡No quiero que me interrogues cuando tú hiciste lo mismo!
- Soy tu hermano mayor y te estoy diciendo que no haces bien - declaro. Él se muestra indiferente y se echa a andar. Quiero seguirlo y darle una buena y merecida hostia, pero sé que eso sería actuar como un crío. Simplemente lo veo marcharse y emprender su camino hacia donde vaya. No voy a mentir, estoy dolido, nunca imaginé que Emilie sería capaz de hacer algo así, besar al hermano del novio de la amante de su novio. Sí, es muy lioso, de hecho, ni yo me acabo de entender, ¿en qué momento se han conocido tan bien estos dos para tener ese tipo de relación?
Conciencia de Emilie
Despertarme con el sonido de la alarma un sábado no es algo muy agradable. Yo al menos, no lo considero. Sin embargo, aquí estoy maldiciéndome a mí misma por olvidar apagar la alarma y despertarme a las seis y media de la mañana. No voy a mentir, me dio mucha pereza apagarlo anoche, y me decía a mí misma "A las 21:35 lo apago", luego cinco minutos después, "A las 21.40 lo apago", y así sucesivamente hasta quedarme dormida sentada en mi cama con el móvil en la mano. No es de extrañar que ahora me duela la espalda a muerte. Empiezo mi rutina de fin de semana haciendo estiramientos básicos como siempre, aunque mi espalda me esté suplicando que pare. Ayer le tocó turno de noche a mi madre, y eso significa que me toca desayunar sola. Me ato el pelo en un moño un poco chuchurrillo y comienzo a preparar mi desayuno sola. Si me conocieras cuando estoy sola, sin nadie a mi alrededor que pueda reírse o juzgarme, te aseguro que cambiarías tu opinión sobre mí totalmente. No pienses mal, no hago cosas ilegales, simplemente me pongo a hacer el payaso por el piso mientras escucho canciones tristes en Spotify. Hoy sinceramente me apetece desayunar algo ligero, sin complicaciones, ¿un zumo de naranja con tostadas quizás? De mientras las tostadas se hacen, aprovecho para exprimir el zumo de la naranja. De mientras le doy una última retocada a las tostadas de aguacate y salmón, empieza a sonar Dandelions, de Ruth B, en otras palabras mi canción favorita. Empiezo a cantarla a todo pulmón sin importar los vecinos, como si estuviera en un concierto de The Weekend. Recuerdos nostálgicos despierta esta canción en mi interior, Mason y yo, nuestros cuerpos casi tocándose, mi jersey rosa apegado a mi cuerpo y prácticamente empapado, las palabras bonitas gravadas en mi interior como si las hubieran cosido... Y luego, al siguiente día, la promesa. Hay un dicho que dice "No prometas algo que sabes que no vas a poder cumplirlo", y yo lo sabía, sabía que él no iba a cumplir lo que dijo, sabía que me estaba ilusionando como una boba, lo sabía. Sin embargo, estuve esperando semanas a que Mason viniera a mi piso un viernes por la tarde, con un ramo de tulipanes blancos y una caja de bombones Ferrero Rocher, para pedirme perdón, perdón por la espera, perdón por hacerme sentir mil cosas mientras lo veía besar a su novia, perdón por haberme tratado como desconocida, perdón por prometerme algo que ni él sabía si podía prometer. Puedo sonar desesperada, y no, no estoy desesperada, puedo vivir sin verlo, de hecho, prefiero no verlo a veces. Me contradigo, ya lo sé, estoy mal estos días, y repetir la misma dichosa rutina cada día, no mejora ni sana mi corazón roto.
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Pillada de ti
Romance¿Qué se hace cuando te enamoras del novio de tu mejor amiga? ¿Cómo puede reaccionar él cuando lo besas en tu habitación? ¿Estarías dispuesta para dar todo por amor? Descubre como se desencadena esta historia de amor juvenil, en donde Emilie se ve...