Capítulo 3: "Lo que deseaba"

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Gracias por leer

Mi madre estaba embarazada, ahora todo tenía sentido. Pero eso no explicaba por qué el ki de mi madre se alteraba cada vez que iba a usar su magia de curación.

-Ke ke ke~ te lo dije. Siempre tengo razón. -habló Liebe con una voz orgullosa- ¡Ahora no te quedes ahí parado y despierta!

Salgo del pequeño trance en el que había quedado por la sorpresa del momento gracias a Liebe y miro a mi padre con determinación. Protegería a mi madre a toda costa y a mi hermanito.

-Planeaba darte la noticia cuando llegáramos a Xyrus, pero.... -intentó terminar su oración pero me miró tímidamente, con su cara todavía pálido por el golpe que recibió-

-Está bien, protegeré a mamá. -le respondí con determinación- Lo prometo.

-Ese es mi hijo. -me sonrió mi padre-

Mi madre terminó de recitar y en ese momento, tanto ella como mi padre fueron rodeados por una brillante luz blanca dorada.

-Prepárate, Art. -habló mi padre nuevamente-

Miré hacia adelante con una cara seria y terminé intercambiando miradas con el jefe de los bandidos que en ese momento, se dio cuenta de lo que era mi madre.

-¡Tienen una sanadora! -gritó el líder- ¡No la dejen escapar! -ordenó-

Rápidamente, agarré el brazo de mi madre y tiré de ella para que se moviera junto a mi. Comenzamos a correr por el campo de batalla con mi cuerpo reforzado con maná para poder mejorar mis capacidades físicas.

Llegamos al área en la que Adam y el bandido de las dos espadas seguían luchando. Adam solo estaba concentrado en contener al bandido el mayor tiempo posible para que nosotros pudiéramos escapar rápidamente, y aunque estaba intentando correr más rápido, mi madre no podía seguirme el ritmo por su condición.

-¡Apurénse! -gritó Adam mientras seguía atacando al bandido- ¡Yo lo detendré! ¡Lárguense de aquí!

El bandido estaba obviamente frustrado por la incapacidad de no alcanzarnos debido a Adam.

Seguimos corriendo mientras esquivábamos a los múltiples bandidos que intentaban detenernos a toda costa, pero que gracias a los Cuernos Gemelos no podían.

Luego de unos segundos, sentí un pequeño escalofrío en mi espalda mientras mis sentidos me alertaban de un nuevo ataque.

Me sentía observado...

-¡Hay un arquero detrás de nosotros, hermano! - me avisó Liebe-

-¡Gracias, Liebe!

Pude sentir el ki del arquero, y aunque no podía verlo, sabía que estaba apuntando su flecha para lanzarlo hacia nosotros pero todavía estaba buscando el momento para hacerlo.

¿Qué puedo hacer? Aunque yo sí logre esquivar la flecha, mi madre no será lo suficientemente veloz como para hacerlo. La única opción viable es bloquear el ataque con mi espada para proteger a mamá... pero ¿y si la flecha está reforzada con maná? Aunque yo también refuerce mi espada de madera con mi maná, no creo que sea lo suficientemente fuerte como para bloquear por completo el ataque por lo que mi espada terminaría hecha pedazos y me quedaré sin arma para defenderme.

La única opción es imbuir mi espada de madera con antimagia....

-Liebe. -dije serio-

-Lo sé. -me respondió- Intentémoslo.

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