Scarlett Morgan
Connecticut
Connecticut no era malo. Una ciudad bastante movida por el día pero por la noche era tranquila. Estaba a cuarenta y tres horas de distancia de mi familia. Prácticamente al otro lado del estado.
Me sentía tranquila, me gustaba llevar una vida normal, sin sangre y obligaciones estúpidas de por medio. A pesar de lo mucho que extrañaba a mi familia estaba feliz de vivir una vida tranquila.
Los primeros días fueron horribles, lloraba al sentirme sola y que no volviera a ver a mi familia. Estaba muerta en Los Angeles y usaba identidades falsas para poder sobrevivir en estas calles.
Tenía protección, una muy buena que se encargaba de mi seguridad en todo momento. Papá siempre estaba pendiente de que estuviera cómoda y viviera una buena vida fuera de la Mafia.
Hace dos meses vi a mi padre cuando tuvo que trasladarme de inmediato a Connecticut luego de que varios socios de mi padre estuvieran cerca de los lugares donde yo usualmente pasaba.
Emilia se había casado finalmente con Sebastian, vivían en un pet-house y estaban bien para ser un matrimonio forzado. Jared estaba aún algo triste por mi lejanía pero se mantenia bien, estaba madurando para tomar las empresas de la familia mientras que Emilia de había convertido en la mano derecha de mi padre. Mamá me extrañaba y yo a ella.
No tenia demasiado amigos, no podía exponerme demasiado pero estaba cómoda con mis amigos actuales.
Actualmente tenía veinte años, fue duro pasar mi cumpleaños lejos de mi gemelo mayor y de mi familia, aunque ellos se arriesgaron a llamarme para saludarme. Por esos cortos minutos me sentí feliz y llena.
El timbre de mi piso suena y frunzo el ceño, no esperaba a nadie. Doy un mordisco a mi dona antes de ir a ver quien era. Al abrir la puerta jadeo sorprendida al ver a mi ex prometido frente la puerta. Me da una leve sonrisa.
—¿que haces aquí?—pregunto
—un hola estaría bien—sonrie levemente
—uhm, hola—lo saludo confusa y dejo que pase, cierro la puerta y mira a su alrededor
—nada mal—opina
—¿que haces acá James?—pregunto
—venía a saber como estabas—dice
—¿te envío mi padre?—inquiero
—no, me envió Emilia—responde y sonrio de lado—. Supo que andaba por acá y me pidió si podía venir a ver si estabas bien y veo que si
—estoy bien—sonrió levemente—. ¿Quieres una dona?
—vale—acepta
Ambos nos sentamos en el sofá y le tiendo la caja de donas, saca una y la muerde. Bebo mi jugo y miró a James.
—¿que haces por acá? ¿Negocios?
—vine a despejarme, las cosas en mi familia no estan bien—dice
—¿por?
—bueno... primero que nada aun no me caso, segundo es que Sebastian no deja que la familia interfiera en su matrimonio poniendo todo tenso y tercero es que Sebastian y Emilia aún no tienen un hijo y eso hace rumorear que Emilia es infertil
Me sorprendo ante todo lo que estaba pasando en Los Angeles. Vaya lío que me salve.
—¿aún no consigues esposa?—pregunto
—no—niega—. No encuentro a nadie que me agrade y no deseo tener a un esposa con la cual me sienta incomodo, quizás no haya amor pero quiero sentirme bien con ella.
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𝗬𝗼𝘂𝗿 𝗤𝘂𝗲𝗲𝗻
RomanceEmilia Morga ha tenido todo en su vida, y cuando digo todo es todo. Dinero, lujos, atención de sus padres, hermanos menores con los cuales compartir y entre aún más. Emilia no solo ante la vista de la gente es la hija de un importante empresario co...