Esmeralda Paulette
Actualidad.
Tenía cuatro años cuando lo noté, mamá decía que era muy inteligente para notar ciertas cosas y que hacía muchas preguntas.
Preguntas para las que ella, siendo una súper mamá no tenía las repuestas.
Ella era alta y muy linda, tenía unos expresivos ojos cafés en los que a pesar de mi corta edad pude identificar la tristeza más veces de las que quisiera recordar.
Al tomar la desgastada fotografía, mis ojos se enfocan inmediatamente en el envidiable cabello largo de mi madre, Esther Elizabeth, sus ojos café brillaban con una alegría fingida, tal como la que me envuelve ahora. Ese día usaba una linda camisa de manga larga blanca con cuello de tortuga con un pantalón.
Mi hermano mayor tenía una camisa color azul marino a juego con un pantalón del mismo color que se notaban muy elegantes para la época, sus ojos verdes con puntitos marrones estaban felices, sentimiento que era reflejado en su sonrisa de comercial de televisión, su cabello rubio estaba peinado hacia un lado y era aplacado con un producto del cabello al que mamá le llamaba gelatina, pero no sabía cómo el postre que solía disfrutar.
La probé y no me gustó.
Una muestra clara de lo inocente que podía llegar a ser.
Mi vestido era rosa pastel al igual que el de mi hermana y la mitad de mi closet, recuerdo que eso me desagradaba totalmente, insistía que el negro era mi color tan oscuro como mi alma, pero mamá dijo que no iba a un funeral sino a celebrar año nuevo y me resigné a usarlo, al igual que mi hermana a la que no le gustaba usar el mismo atuendo que yo.
Nunca entendimos por qué lo hacía.
Ambas coincidíamos en expresar que eso era horrible.
Ni siquiera teníamos algún parecido, ella era mayor que yo por un año, aunque pudimos ser mellizas y nadie lo discutiría.
Nuestra personalidad no se parecía en nada y nuestro físico mucho menos, era algo que teníamos claro a los cuatro años. Mientras que mi hermana tenía el cabello marrón claro casi dorado como el de mamá, el mío era rubio casi blanco como el de papá, sus ojos eran marrones con puntitos verdes y los míos eran completamente verdes. Mis hermanos eran una adorable mezcla del "amor" que se profesaban mis creadores, en cambio yo, era la versión femenina de mi donador de esperma, solo que enana.
En fin.
Lo único que teníamos en común las dos era la hermosa sonrisa parecida a la de mamá —aunque también podría ser la de papá, pero nunca lo vimos sonreír ¿Alguna vez sonreía? — las cuales al igual que la de mi hermano brillaba en nuestros rostros en esa fotografía que tomó una vecina y que mamá imprimió días más tarde para tenerlas en el álbum familiar.
¿Éramos una familia? No puedo evitar preguntarme.
No despego mi vista de ella por un buen rato, parecíamos una familia perfecta: una madre hermosa y unos hijos rebosando de felicidad, pero faltaba él, aunque no lo pareciera su ausencia sí hacía falta allí, en esa foto... En todo, en nuestras vidas, siendo sincera nunca estuvo presente, al menos no como un padre lo haría.
Años más tarde, comprendí el triste motivo.
Mis dedos se pasean por esa foto vieja y arrugada, mientras me pierdo en los recuerdos de ese día porque a pesar de que parecía insignificante para muchos, algo en mi cambió, podría asegurar que ese día mi corazón se rompió por primera vez.
«—Después de ponernos nuestra ropa elegante —como mencionó el mayor de todos nosotros— para la cena de casi año nuevo, mamá nos dejó salir a jugar con los niños que viven aquí cerca. A ella no le gustan mucho, dicen que son mala influencia porque sus mamas dicen cosas feas de la mía, así que solo lo hacemos con los hijos de la vecina que es amiga de mi mamá, para que no se enoje.
Somos unos genios.
Permanecemos jugando un rato a las carreras cuando una camioneta color negro muy alta y muy linda se estacionó frente a mi casa llamando la atención de los curiosos vecinos que viven cerca de nuestro hogar.
—¡Papá! —grita Paulo alargando la Á, le encanta cuando papá nos viene a visitar, bueno a todos nos encanta cuando eso pasa.
—¡Hola, campeón! —exclama cuando los tres llegamos hasta él con nuestros amigos corriendo atrás de nosotros y lo envuelve en un abrazo dejando un beso sobre su cabeza.
—¡Princesa! —vuelve a exclamar emocionado cuando la toma en sus brazos y la alza dando una vuelva, ella le da muchos besos y él sonríe un poco devolviéndoselos.
Mi sonrisa es más grande cuando es mi turno de abrazarlo.
—Hola —dice cuando mis brazos se aferran a sus piernas y deja palmaditas sobre mi cabeza, cuando observo que mi mamá y la vecina salen afuera al oír tanto alboroto.
—Niños, su papá y yo tenemos que hablar. Sigan jugando —. Me separo de mi papá haciendo un puchero que mis hermanos imitan.
—Vayan niños —dice él —. Luego podemos pasar tiempo juntos —. Tristes por no haber logrado nuestra meta, nos vamos a uno de los bancos del pequeño parque cerca de casa y tomamos asiento.
—¿Tú papá no te quiere? —me pregunta el hijo de mi vecina de odiosos ojos marrones y cabello color negro.
Inclino mi cabeza a un lado confundida por su pregunta y veo al frente dónde está mi hermano, quien lo mira fijamente.
—No digas mentiras —le dice —. ¡mi papá nos quiere a todos! —exclama chocando su pie en el suelo.
—Claro que no —discute el otro —. A ti y a tu hermana les dio un beso, un abrazo y los cargó a pesar de que tú pesas más que ellas y a ella solo le pegó en la cabeza.
Él tiene razón —pienso—, pero fue por qué mamá lo llamó.
¿Cierto?
Miro fijamente mis zapatillas doradas con tristeza pensando que él tiene razón, «papá no me quiere», siento los brazos de mi hermano mayor que me acurrucan hacia él y dice:
—Eso no es cierto, pero no importa porque mi hermanita siempre tendrá mis abrazos para ella y si nadie la quiere yo la querré mucho y la protegeré de todos los niños malos como tú que la pongan tristes —. Le sonrío a mi hermano y el otro niño le saca la lengua. Todos reímos por la forma graciosa en la que lo dijo y luego seguimos jugando a que ellos son cantantes y nosotras su público.
Se que serán los mejores.»
Y lo fueron.
Lo que ninguno de nosotros sabíamos en nuestra inocencia, es que esa no sería la primer vez que él me trataría así.
Fue la primera de muchas en las que Paul marcaría una diferencia entre ellos y yo.
Aquellas diferencias que marcaron mi vida.
🥀🥀🥀
Nota de Autor
Si les soy sincera siento que esto me va a doler más a mi que a ustedes.
Preparen los pañuelos.
Nos vemos en el primer capitulo de esta historia.
Amor y brillitos✨
.—Aria🥀
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El diario de Lette 🥀
Teen FictionTener una vida de mierda no significa que tengas que ser una con el mundo. La maldita copia💔.