Lette.
Pasado.
Dicen que el infierno es un lugar para los malos.
Que es la fuente del sufrimiento eterno.
O eso escuché decir al pastor de la iglesia a la que solíamos ir los domingos con la abuela y ahora lo hacemos con mamá, ella dice que solo Dios puede curar su dolor.
También lo dicen las monjitas del colegio al que voy.
Pienso que son tonterías.
En esos lugares dicen que allí van los niños que se portan mal.
Pero como yo lo veo el infierno es mi casa desde que la abuela murió hace algunas semanas:
En las que mis lágrimas mojan mi almohada como ahora.
En las que los gritos no parecen terminar y solo aumentan con el paso de las horas y yo me pregunto. ¿Por qué pelean tanto si se aman?
Eso no pasa en las comiquitas que yo veo, en ellos los papás se quieren, pero mi papá no es así con mi mamá.
Mi abuela nos enseñó que los papás tienen hijos cuando se quieren, pero yo creo que nos mintió, mis padres viven discutiendo.
—¡Son tus hijos, Paul! —grita mamá con fuerza.
Cierro mis ojos pidiéndole con toda mi fe y fuerza a Diosito que hagan silencio y con un polvo especial los haga dormir.
Porque si le pido algo a Diosito el me lo concede, ¿Cierto?
¿Cierto?
—No lo son. —Escucho a mi padre decir. En el instante aprieto mis ojos con más fuerza para que no oigan mi llanto y que Lina no sienta mis lágrimas—. Son los malditos demonios con los que pretendes mantenerme a tu lado. — Algo hizo crack en mi corazón y mi admiración hacia papá se acabó con la pronunciación de esa frase.
¿Demonios?
Pero siempre me han dicho que somos una bendición en la vida de nuestros padres.
¿Qué soy entonces? ¿Bendición o maldición? ¿Motivo de paz o de guerra?
—Pero en ningún momento mientras metías tu pene en mi vagina no te vi quejarte, más bien te oí disfrutándolo cabrón. —le responde con más fuerza la mujer— Si tuviste los pantalones para montarle el cuerno a tu mujer conmigo, ten los pantalones necesarios para asumir que tienes tres hijos conmigo y que ellos te necesitan, sino me hubieras avisado con tiempo y los aborto. ¡En especial a la maldita copia que cada día se parece a ti! —. El sonido de una cachetada y de algo golpear contra la mesa silencia la conversación.
Desde hace días todo es diferente, los gritos aumentan al igual que la indiferencia de mi madre hacia mí. Ahora soy la maldita copia, no soy Esme como lo hace la vecina y su hija, ni Pau como me dice mi hermano y su amigo, ni Lette como dice Lina y solía escuchar de la abuela.
Mi pecho duele, mis lágrimas empañan mis ojos y me aferro a mi peluche con fuerza para tratar de alivianar el dolor que sus palabras causan en mí.
—¿Qué creías? ¿Que por tenerlos aquí contigo íbamos a jugar a la casita feliz? Entiende que mi lugar no es aquí contigo ni con los engendros del mal que tienes por hijos, si es por mi estuvieran muertos y lo sabes.
Muertos... Es la palabra que se repite en mi mente al quedarme dormida.
🥀🥀🥀
Ya es de día y lo sé porque Lina y Pau se esfuerzan por despertarme a cosquillas.
Lucho por mostrar mi mejor cara a pesar de todo lo que oí ayer, como siempre.
Estudios demuestran que la gente no sabe lo que dice cuando está enojada, me repetía constantemente mientras me cambiaba la ropa de dormir, las estadísticas lo dicen, los estudios también Esmeralda.
Esas son palabras que una niña de ocho años no debería escuchar.
De hecho, ninguna persona lo debería hacer.
Son crueles e insensibles, pero son producto del enojo, estoy segura que mis padres no piensan así.
Luego de hacer nuestro aseo matutino, salimos de nuestro cuarto escuchando a mamá llorar e inmediatamente vemos a papá con varios bolsos en su mano y a Paulo que nos hace señas detrás de la puerta de su cuarto, nos colocamos detrás de él y escuchamos a mamá decir:
—No te vayas, por favor. Piensa en los niños, piensa en mí. ¡Te necesitamos, Paul! —ruega mamá con lágrimas en sus ojos.
Jamás ruegues por un hombre, él debe rogar por ti.
Las palabras de la abuela vienen a mí en un recuerdo que me dice que ella ya no está para arreglar este momento con su sabiduría.
Diosito, que no peleen de nuevo, por favor.
—¿Papá? —pregunta mi hermano—. ¿Te vas a ir otra vez? —Papá nos ve, pero no dice nada y toma su bolso.
—No te vayas papi —Lina se aferra a una de sus piernas llorando.
—Lina cielo, lo tengo que hacer —le dice con suavidad separándola de él.
—¿Vas a volver? —pregunto con timidez. Él me mira cuando imito el gesto de mi hermana y todo rastro de suavidad desaparece de su rostro.
Me empuja lejos de él con fuerza.
—No, si tengo que volver a ver tu rostro —Mis ojos se llenan de lágrimas y lo veo agacharse ante mí— Escucha bien mocosa, porque no lo repetiré:
— Escucha bien mocosa, porque no lo repetiré: tu sola presencia es una tortura para mí; tu rostro me causa náuseas,tus ojos son el infierno en vida, tu voz me hace daño, eres la maldición deesta casa —Se pone de pie y me mira despectivamente—. Y de ahora en adelante eresy serás la culpable de todas las desgracias de esta familia.
Con esa última frase se va rompiendo los corazones de quienes lo amaban.
Dañando una pobre familia que apenas y se pudo mantener en pie luego de perder a la abuela y después de su partida.
Enseñándome la realidad de un corazón roto, una que no le deseo a nadie.
Ese día comenzó el verdadero infierno en la tierra y aunque el sol llegó a brillar, mi alma se consumió en llamas hasta desaparecer por completo, dejando un espacio vacío en aquel lugar donde iba algo llamado corazón
🥀🥀🥀
Nota de autor
¡Hola!
Bueeeeeno.
Al menos ya sabemos que pasó con la familia de Lette. 🤷♀️
Hay familias a las que el duelo las une y hay otras a las que las separa, vemos que este caso es el segundo.
¿Odian al papá de Lette? Yo sí.
Fila para darle amor a nuestra pequeña nena 👉
No hay mucho que decir, así que,
Si les gustó el capitulo, déjenme sus votos y comentarios, amaría leerlos.
Gracias por pasarte por aquí.
¡Amor y brillitos!✨
.—Aria🥀
ESTÁS LEYENDO
El diario de Lette 🥀
Teen FictionTener una vida de mierda no significa que tengas que ser una con el mundo. La maldita copia💔.