🥀Capitulo III: Dolorosa Destrucción🥀

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Antes de iniciar, por favor lean la nota de autor al final.
No me ignores plis. *Inserta un puchero*

Ahora sí ¡A leer!

Lette.

Pasado.

Leo con tranquilidad el libro de literatura que nos dieron en el colegio, mientras oigo como Carla y Lina hablan de chicos, las tres tenemos la misma edad y no comparto el noventa y nueve por ciento de las cosas de las que suele hablar mi hermana con su amiga.

Excepto de una cosa, bueno de un alguien que me hace sonreír en medio del tormento que es mi vida.

Ese niño odioso que le da color a mi vida, bueno ya no es un niño odioso, es el chico que jamás se fijaría en una niña como yo, mucho menos teniendo a Lina a su disposición.

La puerta suena con fuerza y es mi señal para dirigirme a pasos rápidos a la cocina para empezar a preparar la cena. Paulo no viene casi a cenar, siempre lo hace en casa de Carlos, por eso, una vez que nuestras miradas idénticas se cruzan, siento la ansiedad recorrer mi cuerpo y aunque veo el cariño en sus ojos, también veo el odio, el dolor y el rencor apoderarse con más fuerza de su mirada, da un paso al frente haciéndome encoger evitando su furiosa mirada sobre mí.

-¿Quieren algo de beber? -les pregunto en un susurro tembloroso, viendo sobre mis pestañas como Carlos detiene a Paulo en un intento de acercarse a mí. Ambos niegan y salen a nuestro pequeño patio a hablar de sus cosas.

Su olor me impregna totalmente, tabaco, ron y droga la combinación fatal para una muerte prematura según la maestra que nos da clases en el colegio católico que papá paga.

Es lo único que hace por nosotros desde que se fue.

Al menos por mis hermanos, yo sigo ahí por una beca que me gané por ser una "niña prodigio" o eso dijeron mis maestras.

Ni mis estudios quiso pagar.

Minutos más tardes todos ven un divertido programa en la televisión, lo sé, porque los escucho reír mientras hago la cena, mis ojos se cristalizan porque ni en eso me incluyen.

Creo que la muerte hubiera sido mejor castigo que esta vida.

Carlos se asoma y me mira con un brillo lindo en sus ojos, aunque todo de él yo lo veo lindo, se ofrece a ayudarme y niego totalmente, quiero evitarle problemas.

Carlos es mi prototipo de chico perfecto, es dulce, amable, atento, inteligente y tiene una gran voz. Su cabello es color negro azabache y su piel es muy blanca, sus ojos son de un color miel brillante, es muy alto y tiene dieciséis, lo que lo hace atractivo también para mi hermana mayor, quien, para mí desgracia también está encantada con él y es la que tiene su total atención.

Si algún día llego a casarme con una persona, tiene que ser al menos la mitad de atractivo que él.

Pero si me lo preguntas, él sería el único hombre por el que yo iría al altar.

La puerta anuncia la llegada de mamá sorprendiéndonos con una sonrisa enorme en su rostro, detrás de ella viene la única persona aparte de Carlos que recuerda que también pertenezco a la familia.

Josué, su amigo, al menos eso dicen ellos.

Mis sentidos se colocaron en alerta cuando luego de saludar a los chicos se acercan a la cocina. Josué me tiende una sonrisa que correspondo de inmediato, la sorpresa inundó mi rostro y mi cuerpo cuando ella se acercó a mí y preguntó:

-Lette, cariño ¿Qué has preparado hoy? - no encuentro razón lógica para que use el apodo que me colocó la abuela cuando era pequeña, naturalmente no lo hace, siempre lo hace por mi primer nombre o por el apodo que dejó papá cuando se fue: la maldita copia.

El diario de Lette 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora