Cecile.

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Dama bella, misteriosa, de profundo caminar.

Tú has marcado bien la vida de quienes fueron a tu altar.

Danzante colorida, no dejaste que tocaran, ni tus pasos, ni tu aire, ni el suelo que pisabas.

Como un sueño entraste en vidas, sin razón a conocer.

Y ahora estás perdida, y nadie aquí lo puede ver.

Llanto seco, desvalido, por las noches veo pasar.

Y un abrazo que hay dormido, ansía pronto despertar.

Te veo bella, siento el rastro, de tu fría soledad.

Y me enjuago de entusiasmos para verte suspirar.

Oh mi niña, mi tesoro, siempre quise conocer

Aquel rostro que en tus manos escondiste por placer.

Hoy recuerdo aquí dormida y en mi triste soledad

Que en mis sueños permaneces aunque aquí ya no estés más.

Si por suerte, que así fuera, pueda un deseo pedir

Sería que la muerte misma no me haga verte partir.

Duele el pecho, sangra mucho, en mi triste caminar

Que te veo aquí dormida y no quieres despertar

Grito muda, no lo creo, que a un ángel vea partir

Siento a veces, en mis sueños
Que la muerte se fue sin mí.

La muerte se olvidó de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora