Una Latina Cualquiera [C. Grimes] ✔️

capitulo treinta dos: Mary

– Es ella....

Baje las escaleras.

– Yo abro. – dije.

Me acerque a la puerta y la abrí.

Mi madre pasó como si nada.

– Y... ¿donde esta? –

Carl estaba sentado en el sofá, junto con Judy en brazos.

– Carl... ven, por favor.

Carl se levantó y dejó a Judith sentada mientras jugaba.

Mamá volteo a verlo y analizaba cada movimiento que hacía.

Carl levantó la cabeza.

Ella noto la venda en el ojo de Carl.

Lo miro con repulsión.

– ¿Y esa niña? No me digas que tan joven ya tuviste una niña, chico.

– Es mi hermanita.

– oh... ya veo. ¿Y la madre? Porque descuido a su hijo como para llegar a hacerse esa herida que probablemente es horrible.

– Mary basta! – le gritamos rosita y yo.

– ¿Como me llamaste? A mi me dices madre.

– No.

– Que decepción contigo... estas en el bando enemigo... –

– Primero... para ti es bando enemigo, ustedes nos atacaron primero, otra cosa nunca estuve con su grupo para llamarme bando enemigo. Te llame mary porque ya no te siento como madre. No te conozco, no sé quién putas eres. – le hable en español.

Carl entendía la mitad de lo que decía, rosita entendía.

– y si quieres saber otra cosa para agregar a la lista que se llama "mi hija es una decepción" agrega y se embarazo y tiene tres meses.

Mary abrió la boca sorprendida.

– ¿Estás....embarazada....? –

– si. Y déjame con mi hermana y mi esposo por favor.

– Dan.... –

– Señora grimes. – corregí. – perdiste el derecho de llamarme dani o hija.

– De acuerdo, me iré con mi esposo... –

Mary nos miró a todos los presentes deteniendo su vista en rosita.

– Tu nunca me agradaste, no se por que ella siempre te quiso.

– No pedi tu opinión. Me quiso porque yo si le demostraba amor, tu eras una maldita caja llena de rencor por que papá te dejó.

Mary molesta salió.

Mis ojos picaban.

– Tranquila... fuiste muy fuerte al enfrentarla... –

– ¿Como... alguien a quien quise tanto... puedo odiar tan rápido? – hable triste.

– Lo mismo nos pasó, pero al revés – dijo riendo, rosira también rió, ella ya sabía toda nuestra historia.

– El que me odiaba eras tu, yo ni siquiera sabía si te odiaba o no.

– No te odiaba, no me agradabas.

– Se escucha igual de mal.

– me di cuenta.

Rosita rió.

– Bueno, señor y señora grimes, debo ver que hacen los imbéciles de los salvadores, aparte saldré con espencer.

Rosita salio.

– Es muy fuerte... ella, vio como murió abraham... al igual Maggie..– dije triste.

– Si. Todos somos fuertes, tu eres fuerte.

– Si.... soy.... fuerte.

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