Capítulo 2 - Regreso a casa.

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Los siguientes días fueron aburridos, muy aburridos. El doctor estaba desquiciado en su cuarto, quería salir de aquel lugar lo antes posible, pero recordaba de nuevo que iba a gallifrey y se le encogía el estómago. ¿Que iba a encontrar allí? Por la fecha en la que estaba había viajado miles de años adelante y no hacía atrás como él pensó en un principio. El futuro mirado desde donde estaba la última vez, en Venus del siglo XVIII y en su pasado propio, concretamente unos 900 años, por lo tanto él ya estaría vivo. Pensó de pronto que podría ver a sus padres y hermanos de nuevo, quizás incluso encontrarse con su versión de él mismo cuando era adolescente.

¿Que malo tenía mirar un poco para recordar viejos tiempos? ¿Pero era eso lo que quería? No, lo mejor era coger prestado una Tardis y volver a Venus. Sería sencillo, nadie se daría ni cuenta si era cuidadoso. Entrar, cogerla, volver y devolverla rápidamente. Había tenido tiempo suficiente en aquella habitación para planear como ir al almacén, esquivar a los guardias y entrar a la Tardis sin ser visto.

Era lo mejor, ir y no ver a nadie, que nadie se diera cuenta de que estaba allí. Pero a la vez era una oportunidad única de volver a ver el rostro de su madre, la risa de su padre... Su cabeza era un lío, y estar sin hacer nada no le ayudaba, todo lo contrario, hacía que le diera más y más vueltas lo cual le amargaba más.

Se levantó del escritorio y dió vueltas por la sala, tenía la tele puesta de fondo para escuchar algo, no sentirse tan solo... Y aunque le gustaba estar solo y estaba acostumbrado a ello, también apreciaba la compañía.

Cuando escuchó la puerta se alegró, así dejaría de pensar en tantas cosas a la vez, al menos un rato. Vió entrar a Adam, que llevaba una bandeja con comida. Parecía recuperado del ataque de hacía unos días. Tan solo llevaba una delgada venda en la parte superior de la cabeza.

—¡Adam!—dijo con una amplia sonrisa—. ¡Te has recuperado!

—¡Sí! Me ha costado un poco recuperarme, pero aquí estoy. Siento mucho lo que ha pasado.

—¿Por qué? Al final no ha muerto nadie... Bueno, aquellos seres... Pero sigue sin ser tu culpa.

—Lo sé, fue todo muy confuso, yo me lo perdí todo. Menos mal que Leonard me lo ha contado todo. También me dijo que aunque tú sabes muchas cosas no fuiste capaz de identificarlos.

—No—Contestó el doctor frustrado—. Pero bueno, por eso viajo, porque quiero ver cosas que no conozco. ¡Así es más divertido!

—Eres muy misterioso, Doctor.

El doctor se rió un poco y dijo:

—Supongo que sí. Bueno, ¿Cómo está Leonard? Hace unos días que no le veo.

—Él ha estado cuidando de mí todo el tiempo. Ahora no se encuentra con muchos ánimos, está pensando en dejar esta nave. No le gusta cómo se comportó la comandante. Me da pena, este viaje era uno de sus sueños...

—¿Qué vas a hacer tú?

—Pues intentar convencerlo de que se quede, y si no... No tengo ninguna duda de que me iré con él. Buscaremos otra nave... Quizás otro sueño, pero juntos—Contestó el rubio.

—Me alegro por vosotros, lo que tenéis, es algo que yo nunca tendré...

De nuevo se acordó de Rose brevemente, y sintió una pequeña ola de tristeza. Sacudió la cabeza y Adam le miró confuso.

—¿Te encuentras bien, doctor?

—¡Claro! Yo siempre estoy bien... Un poco harto de estar en esta habitación, pero bien.

—Mañana llegaremos a Gallifrey y serás libre.

—Sí, supongo. Hay que seguir adelante, es gracioso que diga esto, yo ahora voy hacía atrás.

The love of the doctorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora