Amor de Circo | Stolitzo

9- Un pedacito de mi vida

-¡Cash! - Se alertó rápidamente y luego tomó la muñeca de Buckzo para que parará de golpear.
Cash bajó su brazo y volteó a ver a su esposa.

-¡Qué! - Gritó por la interrupción.

-¡Porque estás golpeándolo!

Tilla agarró de la mano a su hijo y lo puso atrás de ella para protegerlo.

-¿¡Cómo que por qué?! No trajo lo que le pedí.

-¡De que estás hablando!

-Agh, no te incumbe mujer.

Tilla con su expresión de enojo todavía; se marchó del lugar con su hijo.

Un rato después Blitzo estaba sentado en una de las cajas donde se guarda la utilería del circo mientras la de cabellos azabache le pasaba un algodón con alcohol por su espalda que tenía unas cuantas heridas frescas.
El pequeño de cuernos tenía un expresión seria, no había dicho ni una sola palabra.

-¿Por qué te estaba pegando tu papá querido? - Dijo Tilla con una voz suave y tranquila.
Espero unos segundos queriendo recibir una respuesta de su hijo, y al ver que este no contestaba volvió a hablar.

-¿Blitzo?

-No sé - Contestó fríamente.

-Vamos pequeño, si no me dices no podré ayudarte.. - La imp terminó de curar a Blitzo y volvió a cubrir la espalda con su respectiva ropa.

El de tez rojiza se cruzó de brazos y su subconsciente le empezaba a hablar.

"La última vez que hablaste lo arruinaste.."

-Y-ya dije que no sé.

La madre del payaso comenzó a pasar sus brazos por el cuerpo de su hijo para abrazarlo.

-Recuerda que puedes decirme cualquier cosa cuando quieras - Deposito un pequeño beso en uno de sus cuernos.

-Ya no te preocupes Blitzo... Yo te protegeré de tu padre, te prometo que nunca más te volverá a golpear cariño - Le dijo sin dejar de abrazarlo.

Luego de unos segundos finalmente su mamá se separó del abrazo y salió de la carpa para dejarlo solo.

Blitzo sonrió un poco por las palabras de Tilla, se sentía un poco más seguro. Pero aún no del todo, tenía miedo y se sentía culpable todavía.

Ya era un poco tarde así que preparó su sleeping-bag junto a su compañero Fizz que ya se encontraba descansando.
Empezó a cerrar sus ojos hasta unir sus párpados.

La noche pasó, muy tranquila. Tal vez más de lo normal para Blitzo y Stolas y después de aquella solitaria noche porfín amaneció.

Sin ganas el diablillo abrió sus ojos. Él aveces solía ver a Stolas por las mañanas y hacía todo lo posible para llegar a tiempo con el príncipe. Pero esta ocasión claramente no era una de esas veces, así que se quedó acostado mirando al techo.
Ese día era de descanso, cada cierto tiempo tenía fines de semana libres.
No tenía mucho que hacer, tal vez jugaría con Fizzarolli y ya, él era su mejor amigo así que tampoco estaba completamente triste.
Suspiró y quedó sentado hasta que al fin se dispuso a pararse.
Se cambió de ropa ya que tenía puesta su pijama y luego fue a buscar a Fizzarolli afuera del circo.

Era un mañana bonita, sentía el sol en su piel y una breve brisa.
Escucho voces, por obvias razones quiso saber de dónde provenían.

Se encontró con Fizzarolli sentado en la orilla de una carpa con Asmodeo comiendo algunos sándwiches.

-Oh ¡Hola Blitzø! - Saludó el bufón mientras tenía un sándwich en sus manos.
Asmodeo igual saludó moviendo su mano rápidamente con una expresión de amabilidad.