30. Eres tú... maldito idiota

180 27 66
                                    

Lo prometido es deuda, y aquí vengo con el siguiente capítulo y lo que puedo asegurarles es que ya vamos entrando a la recta final.

Así que gracias a ValeriaAGuirre556, AbbyTaisho, lucip0411, HorteFlowers, ChiquisTaisho y a p1lar1ka_131, es una alegría saber que me han comentado el mismo día en que lo he subido. Gracias!!!

PD. la imagen es de la grandiosa Mmmilk

¸.•¤•.¸¸.•¤•.¸
Disclaimers:

** Inuyasha le pertenece a Rumiko Takahashi, yo solo tomo los personajes para que hagan mis perversiones.

** No continúo historias, lo que terminó y a lo que le puse FIN es FIN.

** Téngame paciencia, trabajo y tengo vida, escribo en base a la inspiración, pero sobre todo a los comentarios de ustedes, así que mientras más comentarios tengo más escribo, incluso cuando mi vida se pone patas arribas, pero si me dejan muchos comentarios, escribo como loca.

** Recuerden darle like de mi página de romancerotico en Facebook, de esa manera estarán enterados cuando subiré mis fics, si sigo viva o cualquier otra cosa que deseen saber.

¸.•¤•.¸¸.•¤•.¸
30. Eres tú... maldito idiota

—•¤•—
Sesshoumaru POV

Abro mis ojos recobrando un poco la conciencia.

La paleta de colores del sol y el cielo que atraviesa los grandes ventanales que van justo a la piscina privada del pent-house es increíble, jamás había visto cómo éste dibujara los colores tan brillantes, aunque realmente no sé si me está anunciando el amanecer o el atardecer, tal vez por el tono amarillo será el ocaso.

De pronto siento una presencia y veo a mi izquierda encontrándome a ese beta sentado en uno de los sillones de la esquina cercano a la puerta casi enfrente de nuestra cama.

¿Por qué rayos está en nuestra habitación? ¿desde hace cuánto tiempo lo está?

Me levanto con parsimonia como si su presencia me importara un comino. Kagome está dormida boca abajo con su espalda al desnudo, cubierta por mis múltiples marcas en cada parte de su cuerpo, ¿lo ves maldito beta inútil? Es mía, no tuya, tal vez tú la tuviste un tiempo, pero ahora es mía y así será lo que nos resta de vida.

Después que yo me levanto, él lo hace también sin inmutarse ante mi desnudez.

Se acerca entregándome un bóxer y yo lo agarro vistiéndome. Me entrega una bata de alguna tela delgada (asumo que fina) y me la coloco.

Por medio de señas con su rostro y cabeza me indica que salgamos, así que con un ligero movimiento de mis ojos y cabeza acepto. Antes de salir vuelvo a verla, es tan hermosa que parece una droga divina que ha caído del cielo y ha nacido en esta tierra solo para mí.

Camino descalzo sin hacer ruido, el suelo está caliente.

Cierro la puerta a mi espalda saliendo a uno de los salones.

—¿Te gusta servir de espectador?

Mi acusación lo hace fruncir sus labios.

—No más de lo que me gusta ser el que cuide tu trasero también.

La franqueza me agrada.

—No creo que mi omega —puntualizo— te obligue a cuidarme hasta en estas situaciones.

—Siempre cuidaré a Kagome en cualquier situación, incluso en esta, a pesar de que sea absurda.

Cuando lo dice, alza un poco su rostro con arrogancia.

El mejor Alfa para la mejor Omega (sesshome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora