La aldea de la cascada

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Un pelinegro caminaba por un pasillo, era muy oscuro, probablemente era de noche, sus pasos retumbaron en el silencioso lugar, llegó a una puerta y la abrió, encontrando a un hombre rubio sentado tras un escritorio, lo rodeaban varios estantes, varios papeles, era una oficina bien cuidada, pero las paredes tenían rasguños algo viejos, pareciera que fué atacada hace poco tiempo.

Ese hombre subió la mirada, los mechones largos de su cabello dorado le impedían ver con claridad, se retocó el peinado y soltó el bolígrafo con el que firmaba.

Shikamaru: Te traje el papeleo de hoy.....oye que te pasa? Te ves mal......

No hubo respuesta, el hombre se levantó de la silla con una mirada agotada, tenía fácilmente días sin dormir bien.

Shikamaru: ya basta de esa cara si? Mientras más vueltas le des al asunto más doloroso se vuelve para tí.

Naruto: Lo sé.....pero es que ya no se que intentar, estos 3 años fueron difíciles, no por la aldea....ya que estamos mejor, pero ello-

Shikamaru: Naruto! Se que es difícil y que ninguno de nosotros te entiende, pero por favor! La gente necesita a su hokage, no era tu sueño desde niño?

Naruto: Si.....lo era, pero es que sigo sin superarlo.....

El pelinegro se transformó en una copia idéntica de Naruto, el hombre suspiró y se volvió a sentar mirando por la ventana a su espalda, el pueblo que protegía se veía próspero, después de todo ese era su trabajo.

Naruto: Tan patético se ha vuelto esto......que tengo que usar mis clones para no sentirme solo.

De uno de los cajones sacó una libreta negra pequeña, abrió la misma y comenzó a escribir, después de eso se recostó en un sillón de la misma oficina, cerró los ojos con la esperanza de descansar. No pudo hacerlo.

Naruto salió al balcón del edificio alto, se puso a meditar con los ojos cerrados y apoyado en el barandal de metal.

Naruto: Kurama estás ahí?

Alrededor de la persona, una alcantarilla oscura era lo que estaba, un paso gigante hizo presencia, unos ojos rojos como sangre se asomaron frente a el. Unos bigotes gigantes acompañaban la escena, era un zorro gigante.

Kurama: Estoy aquí, que sucede Naruto?

Naruto: Crees que hice algo mal?

Kurama: De que hablas?

Naruto: Todo lo que ha pasado.....nadie fué el mismo, y mucho menos conmigo.

Kurama: Fué algo traumático lo que ocurrió en este periodo de tiempo, pero creo que les has dado demasiado tiempo, ya es hora de superar esto y seguir con tu vida, porque dudo que ellos cambien ahora. Porque no lo intentas?

Naruto: Ya no tengo la misma determinación de antes Kurama...

Kurama: Pero aún eres Naruto Uzumaki, y ahora que pude volver a la vida gracias a ti, puedo ayudarte.

Naruto: Y te agradezco el apoyo, solo que desde hace tiempo ya nada es como antes, estoy solo.

Kurama: No lo estás, ahora vete a tu casa, pero no digas ni una sola palabra entendido? Veas lo que veas, oigas lo que oigas, tu solo ve a dormir.

Naruto: Si tu lo dices, ahora ya vámonos de aquí Kurama.

Saltó de ahí, aterrizando cuál superhéroe. Comenzó a caminar por las calles iluminadas a medias. Los aldeanos restantes le brindaban saludos y una calurosa compañía, eran los mejores tratos que recibía en un día, desde que ganó el reconocimiento de Konoha cada persona común lo admiraba cómo a una deidad, nunca fué de aceptar esos tratos, solo se conformaba con hacerlos felices con sus buenas acciones.

El Silencio Y El Dolor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora