Ah pasado una semana desde lo sucedido en mi casa con Manuel, hoy es sábado y lo estoy esperando en el pequeño puente cerca del bosque.
Miro o través mi reflejo en el agua repasando mi vestuario, ¿desde cuándo me importa como me veo?.
Arreglo mi falda y acomodo la chaqueta en mis codos, voy con un pulovert a mi talla, una chaqueta doblada a mis codos, falda de listas por los muslos, tenis converse altos y mi cabello suelto. Ni siquiera el celular tomé.
Me recuesto a la baranda del puente juntando mis pies y los observo por unos segundos distraídamente .
Siento pasos acercarse a mi y levanto mi vista encontrandome con los ojos verdes más hermosos del mundo.
– Te voy a descontar el 20% de tú salario solo por tener que venir a buscarte – comenta aburrido con los audífonos puestos de un solo oído .
Me paro y lo observo para sonreír por lo que el frunce el ceño.
– ¿Te había dicho ya lo bipolar que eres? – digo y asiente.
– Y no me conoces aún– dice rascando su barbilla – venga ya es tarde.
El se da la vuelta y niego con la cabeza caminando detrás de él con una sonrisa. Digamos que ya me he acostumbrado a su insoportable y bipolar forma de ser, estas semanas hemos tenido que compartir gracias a Jane y además nos escribimos de vez en cuando.
Cruzamos el bosque rápidamente y llegamos a su casa.
– ¿Dónde está Jane? – pregunto al ver la casa vacía.
– Salió hace una hora con Jacob – dice y me hace una señal con la cabeza para que lo siga – estamos solos
Paso saliva y recuerdo lo que pasó hace una semana en el patio de mi casa .
Camino tras Manuel escaleras arriba y nos paramos frente a una puerta blanca.
– Bienvenida a mi habitación– dice abriendo la puerta y entrando– una vez más.
Todo está como la última vez que vine, perfectamente arreglado.
– ¿Entonces las fotos las haremos aquí? – pregunto sentandome sobre la cama.
– Así es, solo deja que prepare la escena del crimen– sonríe poniendo sabanas blancas sobre una alfombra del mismo color en la esquina de su habitación.
– ¿La escena del crimen ? – pregunto frunciendo el ceño.
– Yo me entiendo– se limita a decir con una sonrisa mientras acomoda las luces y prueba la Cámara.
Yo me quito la chaqueta y muevo mis pies adelante y hacia tras distraída mente.
– ¿Desde cuándo te gusta la fotografía? – pregunto curiosamente y el me mira pensativo.
– Desde siempre, supongo– mueve sus hombros – mediante una fotografía se pueden decir muchas cosas.
– Igual que en los libros – digo y niega con la cabeza
– Los libros te dicen lo que el escritor quiere que leas– dice y se quita la sudadera dejándome sin aliento– y la fotografía lo que quieras interpretar.
Yo lo miro con descaro mientras el camina hacia el armario sacando un pulovert.
Manu no es un chico musculoso, de echo es delgado pero tiene su abdomen bien marcado y su pecho y espalda ancha. Su piel es tan blanca y perfectamente cuidada, el es perfecto.
– Entonces– dice ya con el pulovert puesto – empecemos.
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– Qué no, ya déjalo – le digo a Jane mientras subimos las gradas del deportivo de mi ciudad.
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Disfraz de Ángel
Ficção AdolescenteDicen qué todos tenemos un disfraz, todos tenemos una cara que no mostramos. A veces por miedo y a veces porque todavía la desconocemos. Ese es el caso de María José, una joven de 16 años amante de la literatura y del sabor a chocolate, una chica d...