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Día 3 (Romeo/Luna)

—¿Es cierto que vas a renunciar? —preguntó directamente.

“Siempre directa como siempre” pensó Romeo para sí mismo.

—No me digas ¿Te acobardaste no? Creí que eras más valiente —volvió a hablar al no tener respuesta anteriormente.

La verdad sólo quería provocarlo -como suele hacer seguido- para que esté el contrario se dignara a mínimo dirigirle la palabra, incluso si era solo para iniciar un intercambio de comentarios que luego se convertían en una discusión que muchas veces terminaba o en risas o empeorando el problema, pero prefería eso a qué la ignore.

—¡Oh, ya sé! ¿Te diste cuenta de que no eres tan buen héroe?

La peliblanca esperaba algo como "Verás que yo seré el mejor héroe de la historia" o algo parecido como respuesta, pero lo que obtuvo no fue eso, logró ver cómo el cuerpo del inventor se tensaba y agachó la cabeza un poco.

En cuanto oyó por parte del Ninja que Romeo le había hablado de dejar su vida nocturna tratando de vencer a los villanos se preocupó mucho, en primera porque era testigo de lo mucho que amaba esto a pesar de los altibajos que pudiera tener, y en segunda porque le tenía un gran cariño y si bien no se veían todas las noche sabía que su ausencia se notaría demasiado, o al menos para ella.

—Hey —llamó de una forma más calmada—, ¿Sucede algo? Sabes que puedes confiar en nosotros si algo te inquieta verdad?

El pelinegro soltó un suspiro.

—No es nada —respondió tratando más de convencerse a sí mismo que a la chica.

Ninguno se creyó eso.

—Bueno al menos merezco una explicación de porque vas a dejar de ser héroe ¿No crees?

—Simplemente me di cuenta de que no soy bueno para esto, y aunque me gusta prefiero no ser un estorbo o alguien que empeore las cosas.

“Pero nunca has sido un estorbo” Quizo decir Luna pero las palabras no le salieron.

—¿Al menos podrías dejarnos algunos de tus inventos? Para tener un recuerdo de tí y usarlas como arma secreta —ella esperaba que dijera que sí, debido a que no conocían sus identidades sabía que sería difícil encontrarse otra vez, y dudaba que el se las revelará ahora sobretodo si lo que quería era alejarse de esta vida.

—¿Para que los quieres? Todos ellos son inútiles y han hecho más mal que bien —Luna puso notar una tristeza profunda en esa oración.

Era cierto que a veces sus inventos fallaban pero él siempre lograba mejorarlos, además de que muchas veces les habían salvado el pellejo y ayudado a salir de situaciones difíciles, sin contar el amor que él le tenía a cada uno de ellos, ¿Entonces porque decía eso?

De repente recordó una batalla reciente.

—No lo son —afirmó segura—, los que de verdad son inútiles son The Evil Masks.

—Pero si ellos han logrado salir victoriosos algunas veces —recalcó—. Unas incluso fueron por culpa de mis inventos.

—¿Ellos siempre presumen de sus poderes no?

—Em Sí

—¿Entonces porque te roban los inventos? Es porque saben que son geniales y que les pueden servir de ventaja, ellos son unos débiles y miedosos si tienen que recurrir a robar poderes de otros para ganar cuando alardean de poder vencernos sólo con un tercio de su poder.

Tras todo ese discurso el inventor se quedó pensando.

—Si quieres retirarte está bien es tu decisión y la respetaremos —dijo ella—, pero déjame decirte que eres alguien muy valioso para el equipo, tú, tu gran mente y tus inventos.

El contrario no dijo nada y Luna decidió dejarlo sólo para que pudiera pensar más tranquilo.

—Buenas noches.

Ella sólo esperaba que no se fuera.

—Muchas gracias Luna. —Dijo cuando lamentablemente está ya se había ido pero eso no lo desmotivó.

Ya había tomado una decisión.