Decidí seguirla.
Ella se detuvo frente a las escaleras que ascendían hacia techo del domo, y fijándose que no hubiera nadie observándola, subió hasta arriba.
Perpleja, no me quedó otra opción que ir tras ella. Espere unos minutos y luego trepé por la escalera oxidada. Al llegar a la cima del techo me oculte detrás de uno de los paneles solares, manteniéndome en las sombras.
En el fondo de la azotea, un hombre de barba y lentes se encontraba de pie, con una expresión cargada de remordimientos y culpa, escuchando una radio que emitía la canción Something in the way, Entre sus dedos, sostenía un cigarro de manzana... Esos mismos que habían marcado su decadencia.
Era Pablo Matus, respetado y misterioso docente de física del Colegio Pedro de Valdivia.Parecía absorto en la mitad una conversación con la nueva subdirectora académica, que estaba a sus espaldas.
Me acerqué sigilosamente, tratando de captar fragmentos de su dialogo en el medio del murmullo de la canción y el humo del cigarro que se disipaba en el aire.- Hay... cosas que uno puede simplemente dejar atrás- Expresó vagamente el profesor, como si intentara no decir demasiado.
- Todos cargamos algo Matus. Pero algunas cargas son más pesadas que otras- Dijo Liliana cruzando los brazos y mirándolo fijamente.
- La verdad es una carga en sí misma, ¿no crees? Se vuelve una sombra que te sigue a todas partes, de esas weas que no te dejan dormir tranquilo- Dijo con un tono amargo mirando hacia el horizonte.
Liliana inclinó levemente la cabeza- Eso depende de como la lleví. La verdad puede ser liberadora, si se sabe usar. A veces, compartirla es el único modo de evitar que esa sombra te consuma.
Un silencio denso se instaló entre ellos. Matus le dió
una calada profunda al cigarro, como buscando valor en el humo que se disipaba.- Algunos secretos... son demasiados grandes para ser compartidos- reflexionó con voz grave, apenas audible y haciendo una pausa - Pero el peso... el peso es insoportable- Expresó culposamente mirándose las palmas.
El cigarro que estaba entre las manos de Pablo Matus temblaba, preso de los recuerdos que lo carcomían.
Sin apartar la mirada, la joven subdirectora dió un paso al frente - ¿Insoportable por quién lo guarda, o por quién lo oculta?
Matus la observó de reojo, intentando descifrar sus intenciones.
- Heh... Tal vez ambos- Se río con un tono seco, pero susurró otras palabras que no pude oír detrás del panel solar.
Asintiendo levemente la cabeza, y suavizando su expresión, Liliana prosiguió - A veces la única manera de encontrar la paz es enfrentarlo. No hay redención en el silencio.
Matus volvió a mirar en dirección al Costanera, con una mezcla de conflicto interno reflejado en su rostro.
La radio cambió a la siguiente canción de la playlist.
- ¿Y si el precio es demasiado alto?- preguntó en un tono más bajo- A estas alturas yo ya no veo la vida en números enteros, para mí todo se simplifica a decimales infinitos. Estoy seguro que todos los físicos están de acuerdo conmigo- Exclamó desviándose del tema.
- La verdad siempre tiene un precio, Matus. La pregunta acá es si estás dispuesto a pagarlo- respondió sin vacilar.
El silencio se instaló nuevamente, las palabras de Liliana resonaron en el aire, plantando una semilla de duda y resolución en la cabeza de Pablo Matus.
- Esa niña no debe tener ni idea de que a quien está aconsejando. Se tiene que ir de ahí, está empeorando todo- Pensé para mis adentros mientras trataba de ver un poco de la escena que estaba al frente mío.
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Sub Directora Académica Cpdv
RandomLiliana Henríquez acaba de empezar su trabajo en el Colegio Pedro de Valdivia de Peñalolén. Lo que nunca se esperó fue que encontraría el amor, la pasión y la traición en la oficina de Sergio Sánchez, director de enseñanza media.