Egresados

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3 de octubre, 2015, Colegio Pedro de Valdivia Peñalolén.

Se encuentran varias personas en el primer piso del cuadrante.
Están colocadas cuatro lámparas de estudio y dos cámaras de grabación apuntando hacía un mural pintado con varias figuras históricas importantes, con el lema: Precursores.

Pasan al centro del cuadrante 4 bailarines.

¡Acción!

Y si hacemos hoy,
Una prueba de química,
Aprender tú fisica,
Y enseñar tú biología...

¡Corte!

- ¡Todo mal perro!- exclamó Oziell, quitándose los lentes de sol y mostrando una mueca de decepción.
- No nos puede salir desordenado la wea del vídeo clip. haremos otra toma- Miró hacia el camarógrafo y apunto con su brazo hacia los bailarines, que ya se notaban cansados de tantas repeticiones.

Yo te enseño...
A mover con rítmica,
No te pongas tímida,
Pa' sentir tu anatomía...

¡BAM!
UN HAZ DE LUZ MORADA APARECIÓ ILUMINANDO TODO EL LUGAR, CEGANDO A TODOS LOS PRESENTES.
DE LA NADA,UN HOMBRE LOBO VOLÓ POR LOS AIRES, SE ESTRELLÓ Y DESTRUYÓ EL MURAL.

- Ah, con que esa fue la razón por la cuál lo cambiamos por uno de vidrio, ya veo, ya veo- dijo Sergio Sánchez en un tono reflexivo.

Vitoco nuevamente regresó a su forma humana tras el impacto.

Sergio Sánchez lo tomó del cuello y lo lanzó hacia las lámparas, destruyendo el set de grabación improvisado del Oziell, quién sólo pudo observar boquiabierto como estos volvían a desaparecer en un destello morado.

3 de Octubre, 1549, Campo abierto.

Vitoco y Sergio Sánchez aterrizaron en el claro un bosque.

Un día soleado pintaba un escenario de serenidad y majestuosidad. El cielo, despejado y sin la intrusión de edificaciones modernas, ofrecía una visión clara de la imponente cordillera de los Andes. Sus picos nevados se alzaban como guardianes eternos, creando un telón de fondo espectacular que se extendía hasta donde alcanzaba la vista.

Pequeños riachuelos serpenteaban por el terreno, añadiendo un murmullo armonioso a la escena.
La planicie, salpicada de pastizales ondulantes, revelaba una exuberante diversidad de flora y fauna. Bosques intercalados con praderas extendían un manto verde que susurraba la presencia de la naturaleza en su estado más puro.

Árboles frondosos se mecían suavemente con la brisa, mientras que el canto de los Chincoles llenaba el aire con una melodía natural. El susurro del viento entre las hojas, el murmullo del agua que fluía y el coro animado de la vida silvestre.

- ¡Pero que vista!- Sonrió Sergio Sánchez, mientras pateaba a Vitoco- Quién diría que antes todo el colegio era campo.

Vitoco rodó por la ladera hasta llegar uno de los riachuelos, al borde del desmayo.

El director se deslizó por la pendiente,
Mientras daba saltitos juntando sus talones.
Se sacó sus guantes de cuero y se empezó a pasar el agua por el pelo y la cara.
Era cristalina y estaba muy fría, al punto que sus falanges parecían congelarse, pero volviendo su estado natural debido a la habilidad temporal.

- Nada comparado a Aguas Andinas- bromeó el director.

Sergio a estas alturas ni siquiera estaba siendo racional, se encontraba en un nivel de éxtasis indescriptible tras encontrarse a las puertas de conseguir su objetivo, ya que poseía un control absoluto sobre el tiempo.
Víctor González era como un simple juguete para él, uno que ya se le estaba haciendo un poco aburrido.

Sub Directora Académica CpdvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora